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Investigadora rastrea a las primeras maestras canarias del siglo XIX
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Investigadora rastrea a las primeras maestras canarias del siglo XIX

Por Redacción
martes 25 de febrero de 2025, 00:47h

Teresa González Pérez, catedrática de Teoría e Historia de la Educación en la Universidad de La Laguna, investiga la historia de las primeras maestras tituladas en Canarias durante el siglo XIX. Su estudio revela que entre 1863 y 1900 se graduaron 360 maestras en La Laguna y 275 en Las Palmas. Destaca a Ignacia Oramas y María del Castillo Franchi como las primeras maestras elementales tituladas. A través de su trabajo, González Pérez resalta el papel crucial de las Escuelas Normales en la formación del magisterio femenino en un contexto donde las mujeres enfrentaban numerosas barreras educativas. Su investigación combina análisis histórico educativo con perspectiva de género, aunque ha encontrado dificultades debido a la falta de documentación digitalizada.

La catedrática de Teoría e Historia de la Educación en la Universidad de La Laguna, Teresa González Pérez, ha dedicado gran parte de su trayectoria académica a investigar la historia de las pioneras en la educación en Canarias. Estas mujeres rompieron barreras en un ámbito que tradicionalmente estaba reservado para los hombres. En sus anteriores trabajos, González Pérez exploró el camino de las primeras mujeres que lograron obtener el bachillerato y graduarse en universidades canarias. Recientemente, ha centrado su estudio en las primeras maestras tituladas del Archipiélago, como se detalla en un artículo publicado en la revista italiana *History of Education & Children’s Literature*.

Este trabajo revela que entre 1863 y 1900, un total de 360 maestras se graduaron en la Escuela Normal de Maestros de La Laguna, de las cuales 259 obtuvieron el título elemental y 101 el superior. Por su parte, la Escuela Normal de Maestros de Las Palmas de Gran Canaria formó a 275 maestras, con 188 tituladas en grado elemental y 87 en grado superior.

Pioneras de la educación canaria

Los nombres de las primeras maestras elementales tituladas son Ignacia Oramas, originaria de Granadilla, y María del Castillo Franchi, procedente de Antigua; ambas se graduaron en el curso académico 1863-64 en La Laguna. Al año siguiente, cuatro mujeres más se unieron a esta lista histórica. En Las Palmas de Gran Canaria, las pioneras fueron Juana Alemán (Ingenio), Ana Navarro (Santa Brígida), Mª Carmen Santana (Las Palmas), Mª Pilar Gil (San Mateo) y Tomasa Álvarez (Tetir, Fuerteventura), quienes obtuvieron sus títulos durante el curso 1865-66.

En cuanto a las maestras del grado superior, Francisca Pérez Ríos fue la primera graduada en La Laguna durante el curso 1864-65, seguida al año siguiente por Luisa Vizcaíno. En Las Palmas, Juana Jiménez se convirtió en la primera titulada superior en el curso 1865-66.

El papel crucial de las Escuelas Normales

El artículo también subraya la importancia de las Escuelas Normales como instituciones clave para la formación del magisterio femenino. Aunque estas escuelas no estaban presentes en todas las provincias españolas —la primera abrió sus puertas en Madrid en 1838— para 1867 existían ya 48 escuelas para maestros y 29 para maestras. Canarias fue una de las últimas regiones en establecer estos estudios normalistas femeninos, que solo comenzaron a funcionar a inicios del siglo XX; sin embargo, desde 1849 había escuelas masculinas tanto en La Laguna como en Las Palmas.

Con la Ley de Instrucción Pública de 1857, estas Escuelas Normales evolucionaron hacia instituciones Profesionales con un plan académico que incluía dos años de estudio y un examen final para obtener el título elemental. Sin embargo, las mujeres canarias enfrentaron obstáculos significativos al no poder acceder al plan formal; debían presentarse libremente al examen preparándose por su cuenta o asistiendo a colegios privados.

Requisitos restrictivos y cambios normativos

Los requisitos impuestos por el tribunal para que una mujer pudiera presentarse al examen eran reveladores del contexto social: se exigía una fe de bautismo que acreditara haber cumplido veinte años, certificaciones sobre conducta moral y religiosa, habilidades manuales como costura y bordado, muestras escritas y prueba del estado civil si era casada. Esta normativa reflejaba una educación enfocada principalmente hacia el hogar y la familia.

A partir de 1881 se implementó un cambio normativo que elevó los estándares académicos para las estudiantes al unificar los planes educativos con los hombres; no obstante, continuaron existiendo sesgos que relegaban materias consideradas femeninas a una tercera parte del horario semanal.

Dificultades documentales y metodología

El artículo proporciona una lista completa con los nombres y orígenes geográficos de todas las mujeres que formaron parte de estas primeras promociones educativas. Se destaca que mientras La Laguna recibió alumnado exclusivamente canario, Las Palmas también contó con estudiantes provenientes de otras partes de España e incluso desde Cuba y Venezuela.

La investigación empleó una metodología histórica educativa con perspectiva de género combinada con análisis documental tanto primario como secundario. La autora ha enfrentado dificultades debido a limitaciones para acceder a documentos relevantes —muchos aún no digitalizados— así como a la falta de datos estadísticos históricos. Estas carencias han complicado la reconstrucción detallada de las trayectorias individuales pero han permitido seguir su rastro colectivo.

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