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Investigador de la ULL lidera estudio sobre detección temprana de demencia
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Investigador de la ULL lidera estudio sobre detección temprana de demencia

Por Redacción
martes 07 de octubre de 2025, 01:55h

Un psicólogo de la Universidad de La Laguna, Niels Janssen, lidera una investigación internacional sobre la detección temprana de la demencia. El estudio, realizado en colaboración con el Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California en Irvine, revela que el envejecimiento modifica la forma del cerebro, lo que puede ser un indicador fiable de su salud. Analizando más de 2.600 escáneres cerebrales, los investigadores encontraron que las alteraciones en la forma cerebral están asociadas con el deterioro cognitivo. Este enfoque geométrico podría permitir identificar el riesgo de demencia años antes de que aparezcan los síntomas, ofreciendo nuevas perspectivas sobre los mecanismos de enfermedades como el Alzheimer. inv

Un estudio innovador liderado por el Centro de Neurobiología del Aprendizaje y la Memoria de la Universidad de California en Irvine (CNLM) ha revelado que el proceso de envejecimiento modifica de manera significativa la forma del cerebro. Este trabajo, con la participación destacada de Niels Janssen, profesor del Departamento de Psicología Cognitiva, Social y Organizacional de la Universidad de La Laguna, utiliza un nuevo método analítico que va más allá del simple análisis del tamaño cerebral, enfocándose en cómo la forma general del cerebro se distorsiona a lo largo del tiempo.

Los investigadores han encontrado alteraciones notables en la morfología cerebral que están estrechamente vinculadas al deterioro de funciones cognitivas como la memoria y el razonamiento. Esto sugiere que la forma del cerebro podría ser un indicador confiable de su salud general. El estudio ha sido publicado en la revista Nature Communications.

Alteraciones cerebrales y deterioro cognitivo

“La mayoría de los estudios sobre el envejecimiento cerebral se centran en la cantidad de tejido perdido en diferentes regiones”, señala Janssen. “Lo que descubrimos es que la forma general del cerebro cambia sistemáticamente, y estos cambios están relacionados con el deterioro cognitivo”.

El equipo llevó a cabo un análisis exhaustivo de más de 2.600 escáneres cerebrales pertenecientes a adultos con edades comprendidas entre los 30 y 97 años. Los resultados mostraron que las regiones inferior y anterior del cerebro tienden a expandirse, mientras que las áreas superior y posterior se contraen. Esta remodelación desigual fue especialmente notable en personas mayores con deterioro cognitivo, donde una compresión posterior más pronunciada se correlacionó con una menor capacidad de razonamiento.

Cambios estructurales y su relación con el Alzheimer

Una implicación sorprendente del estudio es el impacto potencial que los cambios en la forma cerebral pueden tener sobre la corteza entorrinal, un área crucial para la memoria ubicada en el lóbulo temporal medial. Se sugiere que estos cambios podrían ejercer presión física sobre esta región vulnerable, donde se acumula tau, una proteína tóxica asociada con la enfermedad de Alzheimer.

Los hallazgos indican que las fuerzas mecánicas y gravitacionales podrían contribuir a explicar por qué esta zona es tan susceptible a perder tejido durante el desarrollo del Alzheimer, abriendo nuevas vías para entender los mecanismos patológicos involucrados.

Nuevas perspectivas para la detección temprana

“Esto podría ayudar a entender por qué la corteza entorrinal es el epicentro de la patología del Alzheimer”, afirma Michael Yassa, coautor del estudio y director del CNLM. “Si el envejecimiento cerebral presiona gradualmente esta frágil región contra un límite rígido, podría crear condiciones propicias para que se produzca daño”. Comprender este proceso ofrece una nueva perspectiva sobre cómo detectar precozmente esta enfermedad.

El equipo sostiene que su enfoque geométrico podría facilitar la identificación temprana del riesgo de demencia, posiblemente años antes de que aparezcan los síntomas clínicos. “No solo se trata de medir contracciones cerebrales”, añade Janssen. “Es fundamental analizar cómo responde la arquitectura cerebral al envejecimiento y cómo esta arquitectura puede predecir dificultades cognitivas futuras”.

Colaboración internacional en investigación

Este trabajo ha sido posible gracias a una colaboración entre las universidades de Irvine y La Laguna, donde las coautoras principales Yuritza Escalante y Jenna Adams han liderado el análisis. Janssen contribuyó como autor senior proponiendo ideas clave y realizando análisis estadísticos necesarios para llevar a cabo este estudio.

El estudio destaca la relevancia de las alianzas internacionales para abordar uno de los desafíos más apremiantes en salud pública: comprender cómo influye la geometría cerebral en enfermedades neurodegenerativas. “Estamos apenas comenzando a descifrar esto”, concluye Yassa. “Pero esta investigación demuestra que las respuestas pueden estar ocultas a simple vista: en la propia forma del cerebro”.

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