La administración está paralizando al sector de la construcción. La concesión de licencias sigue estancada en los ayuntamientos, poniendo en peligro la supervivencia de muchas empresas y puestos de trabajo
El sector de la construcción está capacitado para ser tractor que arrastre la economía canaria. Las empresas tienen ganas, mayor calidad, estructuras organizativas o productivas preparadas para afrontar el liderazgo económico. Introduciendo constantemente innovación e incorporación de nuevos materiales, con una mayor formación continua de sus trabajadores.
Hay que seguir en la senda de implantar una construcción sostenible, dirigida a la conservación, reforma, rehabilitación, mantenimiento y reducción de residuos, es decir, construir sobre lo construido, para hacerlo acorde a las demandas de la sociedad actual. Es la integración de la economía circular en la construcción.
La incorporación de la eficiencia energética en las edificaciones, junto a la accesibilidad universal y la digitalización, con edificios inteligentes, son retos que hay que asumir precisamente ahora, para crear actividad económica y empleo. Queremos y podemos hacerlo, pero la administración lo impide.
Tiene que aprender de la iniciativa privada, que es ágil, eficiente, rápida. Las empresas trabajan contra reloj, la administración a favor del reloj. Hay que implementar urgentemente fórmulas que permitan agilizar la concesión de las licencias, que en estos momentos es un tapón entorpecedor y el mayor quebradero para las empresas, que ven limitada su actividad e incluso su viabilidad, por la lentitud burocrática, que está paralizando el sector.
Dinamismo, diligencia y simplificación, son los retos que tiene que superar la administración, porque la resistencia tiene un límite. Un año padeciendo las consecuencias de la pandemia, empieza a quebrar la capacidad de aguante no sólo de las personas o familias, sino también, de las empresas. Hay que asegurar una consolidación sanitaria máxima, junto a una actividad económica activa que permita seguir viviendo.
No podemos estar permanentemente confinados o cerrados, porque hay que trabajar, para subsistir con dignidad. Lo primero, siempre tiene que ser la persona y su protección, junto a mantener vivo al sistema productivo. Conseguirlo es complejo, pasa ineludiblemente por la responsabilidad ciudadana, en el cumplimento de las normas sanitarias impuestas y principalmente, porque los políticos sean mejores gestores, rápidos en las acciones a tomar, eficientes en la gobernanza y posibiliten que el tejido empresarial de la construcción pueda desplegar toda su potencialidad y no como está pasando actualmente, poniendo pegas, constantemente, en todo y para todo.