La segunda jornada del ciclo de conferencias La Torre de las Nubes, celebrada ayer en el Espacio Cultural CajaCanarias, reunió a expertos que analizaron el papel del Teide como regulador climático, laboratorio natural y testigo arqueológico de la historia guanche. En las dos primeras jornadas ya han participado más de 600 personas.
El Observatorio de Izaña, de la AEMET, reafirmó en la segunda jornada del ciclo de conferencias La Torre de las Nubes, celebrada ayer en el Espacio Cultural CajaCanarias, su liderazgo en la red mundial de observación atmosférica. Desde Tenerife, bajo uno de los cielos más limpios del planeta, este centro advirtió sobre la aceleración del cambio climático y destacó el papel del Teide como enclave estratégico para entender cómo está cambiando la atmósfera del planeta.
La sesión reunió al director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña, Carlos Torres; al portavoz de la AEMET, Rubén del Campo; y a la catedrática de Prehistoria de la Universidad de La Laguna, Matilde Arnay de la Rosa, quienes abordaron el Teide como laboratorio natural para estudiar el clima, la biodiversidad y la memoria cultural de Canarias. El éxito de las conferencias lo confirma la asistencia de mas de 600 personas en la dos primeras jornadas.
El ciclo forma parte de la exposición La Torre de las Nubes, impulsada por Volcano Teide a través de la plataforma científica TeideLab, con la colaboración del Cabildo de Tenerife, la Fundación CajaCanarias, la Fundación “la Caixa”, la AEMET, la Universidad de La Laguna y el Parque Nacional del Teide. La muestra, abierta hasta el 26 de octubre, ya ha superado las 7.000 visitas y se consolida como un referente en la divulgación científica y cultural en Canarias.
Durante su intervención, Carlos Torres recordó la relevancia histórica del Observatorio de Izaña, fundado en 1916 y hoy considerado un referente mundial en la vigilancia de la atmósfera y el estudio del cambio climático. Explicó que las mediciones en dióxido de carbono (CO₂), ozono y aerosoles realizadas desde este enclave permiten analizar con precisión los efectos del cambio climático y la evolución de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Subrayó que el observatorio, situado a 2.367 metros de altitud junto al Parque Nacional del Teide, forma parte del Programa de Vigilancia Atmosférica Global (GAW), que integra a los principales centros científicos del planeta dedicados al estudio del aire que respiramos y al seguimiento de su composición físico-química.
El director del Centro de Investigación Atmosférica de Izaña destacó que el trabajo que se desarrolla a diario en sus instalaciones resulta esencial para comprender cómo está cambiando el clima del planeta. Desde su privilegiada ubicación, a más de dos mil metros sobre el nivel del mar, se registran con precisión los gases y partículas que influyen en el equilibrio de la atmósfera, como el dióxido de carbono, el ozono o los aerosoles, responsables de la regulación térmica global. Estas observaciones continuas, explicó, permiten conocer cómo evoluciona la temperatura, la calidad del aire y los ciclos naturales que condicionan el clima de la Tierra.
Torres recordó que Izaña es uno de los pocos observatorios del mundo que mantiene una serie de mediciones ininterrumpidas durante más de un siglo, lo que lo convierte en un pilar de referencia internacional en la observación atmosférica. Sus datos se comparan con los obtenidos en estaciones tan remotas como Hawái o el Ártico, lo que posibilita a la comunidad científica seguir con precisión la evolución del cambio climático y comprobar cómo la atmósfera se está calentando y transformando a un ritmo sin precedentes
“El Teide y el cielo de Canarias ofrecen condiciones únicas para observar la atmósfera con una claridad excepcional”, señaló el director del centro. “Desde Izaña podemos ver, con evidencia científica, cómo cambia el aire que respiramos y qué señales nos está dejando el planeta.”
Torres puso en valor la colaboración con TeideLab, la plataforma científica impulsada por Volcano Teide, que une ciencia, divulgación y conservación para acercar el conocimiento a la ciudadanía. A través de esta alianza, añadió, es posible analizar desde el propio Parque Nacional del Teide cómo están cambiando la atmósfera, la temperatura y la biodiversidad del entorno. “Izaña es un observatorio sobre un mar de nubes, en plena naturaleza, rodeado de una meteorología en constante cambio”, recalcó, subrayando el valor de este espacio para comprender los desafíos ambientales del futuro.
Por su parte, el meteorólogo y portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, el meteorólogo y portavoz de AEMET, Rubén del Campo, inauguró la jornada con una intervención titulada El Teide: una fábrica de nubes. A través de ejemplos sencillos y un lenguaje cercano, explicó cómo la montaña actúa como una enorme barrera natural que obliga a los vientos alisios a ascender, enfriarse y condensarse, creando el famoso mar de nubes que cubre el norte de la isla. “Si el Teide no estuviera donde está, esas nubes no existirían”, señaló, invitando a mirar el cielo con otros ojos.
El experto subrayó que ese mar de nubes no es solo un espectáculo visual, sino un fenómeno fundamental para el equilibrio climático de Tenerife, ya que regula la humedad, protege los ecosistemas y condiciona la vida vegetal en las medianías y cumbres.
La jornada concluyó con la conferencia de la arqueóloga y profesora honoraria de la Universidad de La Laguna (ULL) de Prehistoria, Matilde Arnay de la Rosa, hizo hincapié en las distintas investigaciones que se han llevado a cabo en las cañadas del Teide resaltando el papel pionero de Diego Cuscoy en la década de 1940. Sus exploraciones sentaron las bases de la arqueología de alta montaña en Tenerife, al definir los primeros yacimientos y reconocer el extraordinario potencial científico y patrimonial de la zona.
Si bien los primeros inventarios permitieron conocer la densidad y distribución de los yacimientos también abrieron numerosas incógnitas sobre la presencia guanche en el Teide: el origen y duración de su ocupación, las actividades que desarrollaban, la explotación de los recursos, su organización social o el significado simbólico que el Teide pudo tener en su cultura. Estas cuestiones orientaron las líneas de investigación posteriores.
En el siglo XXI, la colaboración entre la Universidad de La Laguna y el Parque Nacional del Teide ha permitido ampliar esas investigaciones. A partir de 2010, con un conocimiento más sólido del territorio, se iniciaron nuevos sondeos y excavaciones arqueológicas en enclaves seleccionados, que han aportado una visión más profunda sobre la vida, la movilidad y las prácticas culturales de los antiguos habitantes de la alta montaña tinerfeña.
Un foro de conocimiento abierto al público
La tercera y última jornada del ciclo La Torre de las Nubes tendrá lugar este jueves, 23 de octubre, en el Espacio Cultural CajaCanarias con una programación centrada en la ecofisiología vegetal en entornos extremos.
A las 17:30 h, Águeda González, profesora y coordinadora del Grupo de Investigación en Ecofisiología Vegetal de la Universidad de La Laguna, ofrecerá la conferencia “Sobrevivir en las alturas sin despegar los pies del suelo”, en la que abordará las estrategias de adaptación de las plantas al clima del Teide.
A partir de las 18:30 h, el público podrá asistir a una serie de cinco minicharlas de 25 minutos impartidas por investigadores e investigadoras de prestigio internacional:
- Beatriz Fernández Marín, científica senior “Ramón y Cajal” en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU)
- Stefan Mayr, profesor titular en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU)
- Jaume Flexas Sans, catedrático en la Universidad de las Islas Baleares (UIB)
- Matthew Robson, profesor asociado en la Universidad de Cumbria (Reino Unido)
José Ignacio García Plazaola, profesor titular en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU)
Este sesión podrá seguirse vía streaming a partir de las 17:30 horas a través del canal de Youtube de Volcano Teide @VolcanoTeideExperience en el siguiente enlace:
https://cutt.ly/xr8EBCdz