Su análisis permitirá determinar la estructura interna del ejemplar, así como identificar si presenta algún tipo de patología apreciable en los resultados obtenidos.
El ejemplar de ‘Diablo negro’ (Melanocetus johnsonii), que apareció el 25 de enero, aún con vida, en la superficie de las aguas cercanas a la costa de Playa de San Juan (Tenerife), y que fue recolectado y donado al Museo de Ciencias Naturales de Tenerife por el biólogo Marc Martín Solá, ha sido objeto de un análisis mediante escáner CT (tomografía computarizada) el pasado lunes, 2 de junio.
Este estudio ha sido posible gracias a la colaboración del Museo con el doctor Alejandro Suárez Bonnet, veterinario y profesor de Patología Comparada en el Royal Veterinary College de la Universidad de Londres. Junto al doctor Alejandro de Vera Hernández, conservador de Biología Marina del Museo de Ciencias Naturales de Tenerife, trasladaron y custodiaron al pez hasta el hospital veterinario Evidensia Majuelos, entidad que puso a disposición de los investigadores las instalaciones y el personal necesario para la realización de la prueba radiológica.
Mediante esta técnica no invasiva se realizaron varios exámenes en los que se obtuvieron imágenes de cortes transversales con una resolución de 1 mm. Su análisis permitirá determinar la estructura interna del ejemplar, así como identificar si presenta algún tipo de patología apreciable en los resultados obtenidos.
El consejero de Cultura y Museos de Tenerife, José Carlos Acha, manifiesta que “los museos son un lugar de difusión de nuestra cultura, pero también debe ser espacios destinados a la investigación y al avance científico. El MUNA cumple ambas funciones, y desarrolla líneas de investigación como lo demuestra la tomografía rwlizads al pez ‘diablo negro’ localizado en aguas de Tenerife, cuya relevancia ha provocado la difusión internacional de nuestro ictiofauna abisal y una llamada a la necesidad de conservar nuestros ecosistemas marinos”.
Acha recuerda que “su descubrimiento que ha atraído la mirada de la comunidad científica internacional y del público general, lo que supone una nueva oportunidad para dar a conocer el trabajo de conservación del museo, así como fortalecer nuestras colecciones”.
Sobre el pez ‘diablo negro’
Su nombre científico está referido a las palabras griegas «melanos» −negro− y «keto» −monstruo marino mitológico−, mientras que johnsonii hace referencia al naturalista británico James Yate Johnson (1820–1900), que recolectó el primer ejemplar conocido de este pez.
La especie habita en zonas profundas, entre 2.000 y 4.500 metros, en los que reinan la oscuridad total, hay mucha presión, bajas temperaturas (4ºC-10ºC) y carencia de producción biológica que asegure una disponibilidad constante de alimento.
En esos lugares, los peces abisales han desarrollado adaptaciones evolutivas que les permite explotar con eficiencia los escasos recursos disponibles. De hecho, presentan bocas grandes con dientes afilados y curvados hacia dentro, capaces de ingerir presas de un tamaño superior al suyo propio.
Existe otro caso conocido de avistamiento en superficie de un pez abisal que también se custodia en el Museo de Ciencias Naturales de Tenerife desde que fue encontrado en 2027 por Sergio David Hernández, a bordo del catamarán BONADEA II.