Investigadores transforman Maspalomas en un laboratorio natural para la adaptación climática
Un equipo de investigadores de la Universidad de La Laguna y del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) ha llevado a cabo una campaña científica en la Charca de Maspalomas, convirtiendo este ecosistema en un laboratorio natural. La actividad se enmarca dentro del proyecto europeo NATALIE (Nature Based Solutions for Climate Adaptation Integrated into Policies at Regional and Local Level), cuyo objetivo es fortalecer la resiliencia climática mediante soluciones basadas en la naturaleza (NbS). La campaña tuvo lugar del 24 al 27 de junio y contó con el apoyo de Canaragua y el Cabildo de Gran Canaria a través de su Servicio de Medio Ambiente.
La Charca de Maspalomas, situada en el extremo sur de Gran Canaria, es reconocida por su singularidad ecológica. Este humedal costero, donde se entrelazan aguas subterráneas y superficiales, está rodeado por sistemas dunares y alberga una notable diversidad de aves migratorias. Parte de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, este enclave está protegido como Zona de Especial Conservación (ZEC) y Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) bajo la Red Natura 2000. Su alta sensibilidad ecológica, combinada con la presión turística que enfrenta, lo convierte en una prioridad para la conservación ambiental.
Estudio del impacto del cambio climático
El proyecto NATALIE se centra en evaluar el impacto del cambio climático sobre el agua, la biodiversidad y el uso del territorio en zonas insulares vulnerables como Maspalomas. Coordinado por el profesor Juan Carlos Santamarta, junto a Aquatec e IGME-CSIC, busca generar datos que permitan entender mejor los desafíos ambientales que enfrenta este ecosistema.
Durante la campaña, se estableció una red de sensores multiparamétricos en sondeos del acuífero y puntos estratégicos en la charca. Estos dispositivos registran parámetros críticos como el nivel piezométrico, temperatura y conductividad del agua cada hora. Esto permite detectar fenómenos como intrusión salina o variaciones en la calidad del agua ante presiones externas.
El equipo también llevó a cabo muestreos integrados que incluyeron análisis microbiológicos y detección de contaminantes emergentes. Estas acciones son fundamentales para comprender los procesos de contaminación difusa y las interacciones entre aguas subterráneas y superficiales, así como el impacto acumulativo de las actividades humanas sobre un ecosistema que ya muestra signos de estrés.
Nuevas tecnologías para un futuro sostenible
Uno de los logros más significativos fue la realización de una batimetría detallada mediante ecosondas multihaz montadas en vehículos no tripulados (USV) y sensores LIDAR instalados en drones. Esta combinación tecnológica permitió actualizar la cartografía tridimensional del humedal con una precisión sin precedentes, incluso en áreas difíciles de acceder. Los datos obtenidos serán cruciales para desarrollar modelos físicos que anticipen cómo responderá la laguna a cambios climáticos o variaciones en el uso del suelo.
"Esta campaña representa un esfuerzo sin precedentes para conocer a fondo el funcionamiento del sistema acuífero-costero", afirma Juan Carlos Santamarta. Por su parte, Alejandro García Gil, hidrogeólogo del IGME-CSIC, destaca que "la dinámica de la Charca no puede entenderse sin estudiar detalladamente el acuífero costero que la alimenta". Ambos coinciden en que es esencial contar con datos precisos para implementar estrategias efectivas de conservación.
A medida que avanza esta investigación, Maspalomas se establece como un caso piloto internacional para abordar los retos del cambio climático en humedales insulares. La base científica generada aquí será vital para futuras decisiones sobre planificación territorial y gestión sostenible del agua.