Otro año más llega Fitur, en su escaparate, el pertinente lavado de cara a través del “greenwashing aplicado al destrozo del territorio a las políticas socioeconómicas patriarcales, a la violencia estructural, la aporofobia, el racismo”. Aunque parezca innecesario, queremos recordar que estamos en el año 2024, con una declaración de emergencia climática aprobada en el 2019 por el Gobierno de Canarias, con décadas de denuncias de los colectivos, de personas como Cesar Manrique. Denuncias y recordatorios constantes de que Canarias es un Archipiélago y como tal, un territorio finito y acotado. Un territorio donde se ha instaurado desde los 70 un modelo económico, muy rentable para cuatro, e insostenible para nuestra tierra y nuestra gente. Siempre intuímos que el turismo masivo era destructivo para Canarias, sin conocer certeramente las malas condiciones de trabajo que hemos y seguimos teniendo; la precariedad, la brecha salarial y desigualdad respecto a otras Comunidades autónomas.
Una imagen de las consecuencias de este sistema devastador se encuentra al entrar por Los Cristianos y echar una mirada a los descampados de los dos municipios más ricos de Tenerife, Arona y Adeje. Aquí vamos a encontrar las chabolas donde vive la ciudadanía que no tiene capacidad económica para alojarse en una vivienda. La imagen es impactante, no sólo para nosotras, también para los y las turistas , que algunas veces se acercan a las transeúntes y preguntan. Claramente el panorama es chocante para cualquiera, aquí tenemos la foto del resultado del monocultivo del turismo “hoteles de 5 estrellas y chabolas", que conviven y configuran un ecosistema sociolaboral, gracias a las políticas económicas que se han impulsado y defendido en el archipiélago.
En FITUR a día de hoy, se sigue vendiendo a las islas como destino de sol y playa, aunque desde siempre se ha obviado el cuidado de nuestro océano y nuestro territorio. Veamos la situación de la Isla de Tenerife donde cada día se incrementan aproximadamente 1.200 altas en el servicio canario de salud, paradójicamente, en Tenerife contamos con dos únicos hospitales públicos que ofrecen todas las prestaciones, recordemos una vez más que el del Sur y el del Norte llevan décadas de espera para su puesta en marcha. Eso sí, estamos a la cabeza estatal por denuncias en la oficina de defensa del paciente.
En el ciclo vital del agua nos encontramos con un descontrol que solo se puede justificar con la mala gestión que se ha realizado por quienes nos han gobernado los últimos 50 años, depuradoras a las que no les llegan las aguas fecales, 128 puntos de vertidos de aguas residuales ilegales. Bañarse en nuestras playas es como ducharse con el agua usada del retrete de nuestra casa, tal vez con un tratamiento de antibiótico y algún triturado, pero esta es la realidad, es por ello que se cierran playas de nuestra costa a menudo y que gran parte de la población hemos visto afectada nuestra salud por las bacterias que navegan a sus anchas entre la mierda. La contaminación del mar con 57 millones de litros vertidos diarios, entre ellos los de las “cloacas” de los hoteles, hace que la calidad del agua sea pésima, no obstante las playas se dotan con zonas de sombras y chiringuitos, por supuesto, para favorecer la demanda turística.
Sobre el ciclo del agua, realmente vivimos una contradicción y es que nos quieren hacer creer que la solución es la depuración, cuando realmente no se hace y además se vierte agua dulce al mar en diferentes puntos, véase Jover, Playa de Castro o la Hoya del Cedro. Es evidente la especulación y el negocio que se hace con el agua. La escasez y restricciones es sólo para las residentes y por supuesto para el sector primario que va menguando su producción, alejándose de la utópica soberanía alimentaria. Eso sí, mientras se riegan kilómetros de campos de golf, se derrocha agua dulce en las duchas de las playas y en llenar piscinas para el disfrute del turismo.
A esta realidad le tenemos que sumar la basura que nos deja esta invasión, unos 16 millones anuales de guiris visitan Canarias. En Tenerife, somos incapaces de gestionar las 557.507 toneladas al año de las que apenas se recicla el 12% y el problema sin resolver se suma a las otras consecuencias.
En el sector laboral que depende del turismo prima la precariedad laboral, esto genera que la situación de precariedad esté anclada, recordemos que nos mantenemos año tras año entre las primeras comunidades con mayor número de personas en situación de pobreza. El aumento del turismo está correlacionado con el aumento de mujeres en situación de prostitución, el turismo sexual es una demanda implicita en la venta de nuestro destino paradisiaco. Nuestra gente joven formada y cualificada, preparada para renovar e impulsar la economía, la sostenibilidad de esta tierra se tiene que exiliar; es evidente que la ausencia de diversificación económica es el eje central de la hecatombe que estamos viviendo.
En la era de la concienciación de la importancia que tiene el tiempo libre, su repercusión en la salud y la productividad, pretenden adiestrar a nuestra juventud, para servir y vivir esclavas del turismo. Sí, porque nosotras somos la mano de obra de este sistema que en Canarias representa la pobreza, mientras, se jactan en decir que en 2023 se han facturado más de 20 mil millones. Seguramente la cifra será mayor, está claro que estas multinacionales hacen negocio y amortizan sus inversiones, mientras destruyen nuestras islas y empobrecen a nuestra gente. Un ejemplo es el modelo de turismo con “todo incluido” que ha destrozado a las autónomas y pequeñas empresas que subsistian en las ciudades turísticas alrededor de hoteles y apartamentos. Las Canarias y los Canarios somos gente pobre que ni sueña con ser Clase media.
La problemática se ha ido incrementando y las que vivimos en Canarias, no sólo no podemos pagar el excesivo precio del alquiler tampoco podemos acceder a una cesta de la compra equilibrada. De nuestras mesas ha desaparecido el pescado, la fruta, las verduras, el aceite de oliva, la ilusión por un empleo decente, el aliciente de que este modelo económico y social sea justo y equitativo, hemos perdido hasta la calidad de vida que otorga vivir en el paraíso. Van menguando los productos de nuestra tierra, el km 0 no existe en los planes de quienes se enriquecen a costa nuestra.
Y es que, el Paraíso ya no existe, lo han destruido, nos lo han robado. En los últimos años hemos visto cómo se filmaron varias películas en territorios protegidos, sin control, porque no tenemos suficientes guardas medioambientales, cada día vemos como se disfruta destrozando nuestros lugares ancestrales, nuestra historia, nuestra cultura, lo hace cualquiera y es que da igual sea un influencer que se graba y emite mientras atenta contra un espacio natural o una empresa Belga que se ha adueñado de nuestras Tierras y arrasa con yacimientos así como con flora y fauna en peligro de extinción. Como dice Padilla en su viñeta a 0 euros, y es que, ni multas ni Ecotasa para invertir en la conservación y mejora de nuestro Ecosistema. Eso sí, mientras en FITUR, quienes gobiernan, celebran los más de 48 millones de pasajeros, y regalan nuestra riqueza, nuestros espacios protegidos incluso el Parque Nacional del Teide que es patrimonio de la humanidad. Regalan a cualquier postor la devastación del territorio a favor de las grandes empresas hoteleras y las constructoras. Regalan nuestra riqueza a una industria carroñera que se alimenta de nuestros recursos.
En resumen aquí en la colonia, en el archipiélago Canario celebramos FITUR y su todo vale, todo está incluido, “destrucción y contaminación del territorio, pobreza, esclavitud, precariedad, borrado de nuestra historia, ineficicacia en la gestión del territorio, en la puesta en marcha de los servicios necesarios, en la reorganización de la movilidad y diversificación económica”. Y ahora que no nos vengan a contar lo contrario con discursos que no se han ni se van a materializar.
Antonella Aliotti
ExConcejala del Ayuntamiento de Arona
María José Belda Díaz
ExConsejera del Cabildo de Tenerife