www.canariasdiario.com

Una de cada tres personas

Por Juan Pedro Rivero González
jueves 06 de julio de 2023, 05:00h

En España, una de cada tres personas carece de ingresos suficientes para vivir dignamente. Y un 7% del total de la población española no tiene ingresos de cualquier tipo.

Pareciera que no hablamos de este país europeo del primer mundo, sede de tantos derechos sociales proclamados a los cuatro vientos. Pareciera que son datos extraídos de países en vía de desarrollo. Pue no; son datos nuestros. Son nuestros datos. Recogidos en el Manifiesto final de la Asamblea nacional de Cáritas española, la pasada semana en su encuentro anual celebrado en El Escorial.

Vuelve a evidenciarse la invisibilidad social de la pobreza. El descarte cultural de la exclusión de nuestra realidad visible. Es la dura realidad que baila con una pobreza global que ahonda más, si cabe, esta estadística del horror: Los bienes materiales de este mundo los posee solo el 20% de la población mundial. Y vuelve a invisibilizarse el grueso cinturón de la pobreza que debiera lastimarnos más de lo que nos lastima.

No pretendo estropearle a nadie las vacaciones tan merecidas. Pero debemos irnos conscientes de la realidad. Esta es la verdad aunque la deseemos obviar y suponer que las cosas no son como son. Es un insulto a la fraternidad universal de un mundo en el que todos cabemos y todos hemos de procurar el bien de todos.

Si esto es así, ¿cómo es que no revientan las estructuras sociales y se incendian en reivindicaciones las calles y las plazas? Porque, a pesar de esta brecha de desigualdad, aún queda espacio para la bondad y la ayuda mutua. Porque aún existe capacidad de mirar con limpieza en la sociedad humana y de amar al prójimo como debe el prójimo ser amado. Hay arrugas de bondad en la piel de la sociedad.

Tal vez dos de cada tres personas vayamos como motos por las calles de nuestras ciudades. Porque dos de cada tres personas en España podemos mirarnos al espejo de la dignidad humana. Pero quienes no tienen espejos no pueden ver la verdad que les rodea. Hay mucha realidad que mirar y mucho dolor invisible que debe despertarnos un poco a todos.

No es demagogia de bugués satisfecho; no lo quiere ser, aunque no debo excluir de entrada esta posibilidad. Pero la realidad en pertinaz. Como los globos cargados de agua que devienen de formas nuevas a la presión de nuestras manos. La realidad está ahí delante. La única manera de no verla es cerrar los ojos o llenarlos de tecnologías e imágenes que nos entretengan.

Mientras no nos duela, aún no hemos amado de verdad a la humanidad, que decía Teresa de Calcuta. Y a mí me gustaría que me doliera más de lo que me duele lo que veo y lo que mi mirada se resiste a mirar.

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios