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Personas en situación de migración versus migrantes ilegales

Por María José Belda Díaz
jueves 14 de septiembre de 2023, 13:20h

Una vez más nuestra situación geográfica nos hace receptoras y observadoras del fenómeno que el gobierno español ha creado con las políticas migratorias. Nos encontramos con que quienes gobiernan hacen las mismas declaraciones y la misma interpretación de las consecuencias de los cierres y externalización de las fronteras para el continente africano: el único mensaje que sacan a la luz, tal como si fuera un mantra, es que no tenemos infraestructuras preparadas para acoger a las personas que llegan. El análisis profundo de la situación brilla por su ausencia, se evita entrar en las causas que empujan a las personas a utilizar esta ruta migratoria.Y es que la aceptación y visibilización de lo que ocurre conlleva la aceptación de que somos responsables directos, cómplices de obligar a las personas a cruzar el Océano Atlántico.

La migración es un fenómeno natural, y como tal debe respetarse. Llegamos tarde a la reflexión cuando las políticas migratorias diseñadas e implementadas por el gobierno central son las responsables de las muertes en el Atlántico. Si atendemos a los informes de la plataforma Missing Migrants observamos que la ruta que parte de África Occidental hasta la costa de Canarias es una de las más peligrosas del mundo por contar con el mayor número de muertes en la travesía. Urge garantizar condiciones dignas y seguras para que quienes quieran desplazarse desde el continente africano puedan hacerlo sin arriesgar sus vidas.

Me preguntaba una profesional del sector sanitario que por qué no piden un visado para entrar en avión. Esta duda da a entender que la información que se proporciona, el estudio en profundidad previo y el concepto con el que se trabaja desde los cargos públicos son insuficientes. Hay que explicar abiertamente que si la ciudadanía africana no viaja en avión es porque en Europa, y en concreto en España, hemos cerrado las fronteras al continente vecino, empleando recursos que van desde la presencia y control de FRONTEX en las rutas marítimas, la militarización de las vallas de Ceuta y Melilla y acuerdos bilaterales con países de tránsito para que frenen los flujos migratorios hacia Europa. Por el contrario, nosotras no nos encontramos estas fronteras, pudiendo emprender viajes turísticos donde sacarse fotos con niños y niñas nos eximiera del racismo que permea en nuestras sociedades de origen, cuando realmente nos acompaña allá a donde vamos. Estas mismas fronteras se encuentran abiertas para la extracción de recursos naturales y materias primas (algodón, coltán, petróleo, diamantes, pescado, cacao, oro, uranio, etc.), pero también extraemos de Africa mano de obra esclava.

La esclavitud tiene otra forma, otra cara. Obligamos a que las personas migren poniendo en peligro sus vidas al desplazarse en embarcaciones pesqueras (pateras y cayucos), siendo el precio de dichos trayectos muy elevado, lo que supone el endeudamiento de las familias que se quedan en el país de origen. A quienes consiguen llegar al archipiélago se les trata como inmigrantes ilegales, priorizando cuestiones y etiquetas administrativas que no contemplan la gravedad de que se han jugado la vida para salvar las trabas burocráticas que les impiden llegar por vía aérea, tal y como se entra en España desde cualquier otro continente. Esta criminalización continúa a través de otras herramientas del racismo institucional como son el sistema de acogida o las devoluciones en caliente. Se normaliza el discurso de que ya “le estamos haciendo un favor a esta gente dándole techo y de comer”. Así se justifica el hecho de hacinarles y darles un trato deshumanizante en el que se incluye la incertidumbre de quién será repatriado (no olvidemos las múltiples dificultades a las que se enfrentan cuando tratan de solicitar asilo político, siendo la primera de ellas conseguir una cita para la comisaría de policía para extranjería por medios oficiales).

La desinformación junto con la ausencia de intérpretes en lenguas maternas son caldo de cultivo para llegar fácilmente a un limbo administrativo y ser tratado como un ser sin derechos. Y es que una vez que una persona se siente sin derechos va a aceptar lo que sea, se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad y eso la convierte en carne de cañón y en víctima de la explotación laboral y sexual; anula cualquier motivación para seguir adelante con un proyecto de vida. Hablamos de un proceso de deshumanización que se despliega tanto en los países de origen, de tránsito y de destino.

Es evidente que seguimos perpetuando la esclavitud desde un sistema perverso, aceptado por dirigentes, donde los cuerpos de las personas negras no tienen valor, se les da la condición de seres salvajes que no tienen el beneplácito de los privilegios del mundo blanco. Para exigir la apertura de las fronteras tal vez tenga que pesar en nuestra conciencia las muertes de miles de personas intentando llegar a nuestras costas, o los asesinatos en la valla de Melilla. Es necesaria la comprensión de las razones que llevan a miles de personas a abandonar su hogar, sus raíces, sus familias.

Preocupa cómo las instituciones se siguen acercando al continente desde una visión afropesimista que percibe las desigualdades, deficiencias e inestabilidades que acaecen en muchos de los países africanos como características inherentes a estos y no como consecuencias directas del pasado y presente (neo)colonial. No cabe duda de que sigue habiendo fuertes asimetrías estructurales entre Europa y África, por lo que cualquier cooperación regional y/o bilateral que se establezca entre ambas reproducirá las jerarquías sobre las que se fundamenta. La comunidad autónoma estará a la altura de las circunstancias cuando sus dirigentes tomen las riendas de la situación y pongan por delante el bienestar de las personas, el respeto de los derechos humanos y fundamentales, y exijan al gobierno central la reforma de las políticas migratorias.

María José Belda Díaz.
Psicóloga, Feminista, Activista, Exconsejera en el Cabildo de Tenerife.
Indhira García Belda.
Experta en Migraciones, Relaciones Internacionales y Cooperación Internacional.

María José Belda Díaz

Psicóloga, Feminista, Activista, Exconsejera en el Cabildo de Tenerife

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