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Es recomendable para la salud no leer los prospectos

jueves 30 de julio de 2020, 10:00h

Hoy hay cuatro comportamientos cada vez más frecuentes, dentro de la autogestión de la salud: el surf internetario en el dr. Google de los pacientes, la concurrencia a los foros virtuales de pacientes, el flechazo actual con las medicinas alternativas, naturales y complementarias y la compulsión lectora del ilegible e interminable prospecto. Esta última tarea es una misión imposible dada la jerga utilizada y trae como consecuencia el aumento de las consultas, la peregrinación a urgencias y a las farmacias y una mala adherencia terapéutica. Aumenta de forma mágica y exponencial el nivel de ansiedad, de somatizaciones y de hipocondría. Es decir, genera un desmesurado efecto nocebo.

¿Hay que leer los prospectos? Casi nunca. Los prospectos actuales contienen más información que la guía telefónica. Su lectura está contraindicada en pasadoras de pena, ansiosos crónicos, hipocondríacos y somatizadoras. Determinadas personalidades con alto gradientes psicosomáticos, alta obsesividad y con determinadas patologías casi nunca deberían leer el prospecto. El prospecto es obligatorio y facilita el andamiaje del producto envasado, pero leerlo y más compulsivamente es perjudicial para la salud, incluso a dosis homeopáticas. ¿Se imaginan la sorpresa que nos llevaríamos si al abrir un medicamento no estuviera? Este pequeño vademécum se ha hecho un hueco en nuestra mente y nuestro corazón. Además, es de agradecer que las compañías farmacéuticas lo adjunten gratis. Lo normal es tener cierta ambivalencia ante el citado papelito. Nunca debe de sustituir al médico y al farmacéutico. La estrategia clave es la complementariedad entre el médico-el paciente y el farmacéutico, que por cierto funciona muy bien en nuestra comunidad donde gozamos de una excelente atención farmacéutica.

Pero cuál es la otra estrategia clave: la relación médico-paciente. Esa que nuestros competentes médicos de atención primaria , ( ahora con un intenso desgaste y Burnout galopante ), saben construir tan bien a pesar de trabajar en condiciones pocos éticas (gran número de pacientes con 5-6 minutos para cada uno, déficits de recursos, sobrecarga burocrática, precariedad laboral, limitaciones presupuestarias, lista de espera que des-espera, actividad telefónica prevalente, ambulatorizacion de la asistencia, regresión asistencial etc ).El efecto terapéutico del medicamento es óptimo si se da en un contexto interpersonal confortable, empático y fiable .Es decir cuando construimos el placebo óptimo. La disponibilidad relacional del profesional disminuye los efectos secundarios, los prejuicios injustificados (sobre todo con los psicofármacos), la compulsión lectora del prospecto y además aumenta la tolerancia. Repetirlo todo y cerrar siempre la entrevista con ¿Tiene alguna duda? Si el paciente sale con preguntas que hacer o sin respuestas tiene un alto riesgo de que no cumpla, de que lea el prospecto con los riesgos secundarios inherentes o que se dé el fenómeno de la deslocalización prescriptiva, que evidentemente genera más riesgos.

Es clave que el paciente pregunte a su médico o a su farmacéutico siempre y más si tiene dudas.

Recuerden no practiquen el gorroneo social y escoten su parte del peaje cívico: mascarillas, distancia y lavados de manos.

Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.

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