El adiós de Interviu y Tiempo: una mala noticia

De las dos revistas reconozco que tuve conocimiento en primer lugar de la existencia de Interviú pues sus portadas resultaban impactantes en la España de mi adolescencia; hoy día ese concepto entiendo que está desfasado y que desprende un tufo machista exhibir de manera reiterada, en cada número semanal, una mujer desnuda en la portada, pues por el contrario pocos hombres han ocupado esa portada y creo, todos o casi todos, vestidos.

Muchos años después conocí Tiempo, una revista de información política y económica que he venido comprando creo que desde hace unos quince o veinte años; desde hace mucho y a buen seguro la echaré a faltar.

Tiempo, a la que conozco más, era, lamento hablar en pasado, una revista que no respondía al día a día sino que su información era más atemporal, lo cual es incompatible en los tiempos que corren, en los que queremos tener publicaciones que nos vayan narrando las cosas en directo (on line se dice ahora); mucho daño hizo a este tipo de publicaciones la retransmisión de la primera guerra del Golfo que hizo la CNN en su momento, descubrimos que podíamos tener la información en tiempo real.

Esas dos finadas revistas sirvieron a la democracia y a la modernización de la sociedad; puede que no fuesen determinantes pero lo cierto es que en los momentos en los que nuestro sistema se tambaleaba por el ruido de sables y el involucionismo franquista dieron la batalla con valentía y gallardía y ayudaron a que cuarenta años después tengamos una democracia de verdad.

Ayer se inició el año a efectos reales, volvimos a las ansiadas rutinas y a empezar a poner en práctica los compromisos para este año, muchos de los cuales ya están abandonados; pues bien, de entre los ciudadanos de este pequeño país parece que a uno de ellos se le está atragantando este año y no es otro que el diputado don David Abril. Dicho señor que en el pasado ha sido azote de los que gobernaban no ve la viga en su propio ojo y se está destapando como un auténtico intolerante con aquellos que no pensamos como él (acepto que atribuirle la palabra pensamiento igual le viene grande) pues a pesar de su formación académica no tiene ni idea de lo que es un fascista. Imagino que pretende emular en ocurrencias, y consiguiente notoriedad, con el padre de la Patria española (de la que es asalariado a través de sus impuestos querido lector, como el señor Abril) Gabriel Rufián. No necesitamos políticos que descalifiquen e insulten, necesitamos a políticos que construyan, ¿de verdad creen que los señores Abril y Rufián trabajan para que los ciudadanos seamos más felices? Yo francamente pienso que sólo les preocupa su sectarismo minoritario. Que pasen un buen día.