Ceremonia del odio (3)
Por
Miquel Pascual Aguiló
sábado 30 de septiembre de 2017, 05:00h
Tennessee Williams (1911-1983), dramaturgo estadounidense decía: “Creo que el odio es un sentimiento que sólo puede existir en ausencia de toda inteligencia”.
Coincido en que lo que está ocurriendo en Cataluña con el butifarrendum dichoso es producto de una falta absoluta de toda inteligencia por parte de los políticos más corruptos de toda Europa, (los del Gobierno Central y los del Govern de la Generalitat), por parte de esas luminarias que si en algo han destacado, si en algo han brillado es en que en cuanto abren la boca meten la pata, o hacen un ridículo espantoso sin que se les caiga el peluquín.
Independientemente de cual sea el resultado de la esperpéntica patochada de mañana domingo día 1 de octubre, hay que reconocer que en varias cosas los separatistas ya han triunfado:
Han logrado dividir a la sociedad catalana y están a punto de dividir al resto de la sociedad española, llamando traidores a todas las personas que no creen a pies juntillas su verdad revelada independentista.
Llevan desde los años 80 utilizando la escuela para propagar su sentido de patria entre la juventud, imitando el modelo utilizado por todas las dictaduras que en el mundo han sido, creando un sentimiento de odio hacia todo lo español.
En una ocasión John H. Elliott contaba estupefacto que se puso a conversar con un universitario catalán y el chico se mostró empeñado en convencerlo de que la Guerra Civil había sido un conflicto de España contra Cataluña. Según el hispanista británico, toda una generación “ha aprendido una Historia deformada”. Son los jóvenes que han crecido dentro de la llamada inmersión lingüística, un sistema que el nacionalismo, con el argumento de que había que priorizar el catalán en las aulas porque estaba en desventaja frente al castellano, ha conducido hasta el extremo y ha retorcido hasta convertirlo en un modelo de exclusión y adoctrinamiento sectario. Sin mencionar la traición de la izquierda catalana al resto de España durante la guerra civil española.
Llevan, desde hace muchos años, dedicándose a penetrar en las comunidades de inmigrantes para convertirlas al independentismo. Incluso Jordi Pujol prefirió fomentar la llegada de paquistaníes, marroquíes y senegaleses antes que la de ecuatorianos o argentinos porque, pensaba, que aquéllos pondrían menos pegas para aprender catalán y además no hablaban español. Àngel Colom, ex jefe de ERC, se pasó a CiU (acompañado de la gritona, esperpéntica y faltona Pilar Rahola) y como delegado de la Generalitat en Marruecos
En 2014 se descubrió que un pakistaní, Khalid Shabaz, trabajaba como peón del nacionalismo catalán, y que había ido en la lista de CiU al Parlamento catalán por la provincia de Barcelona en las elecciones de 2012. La Policía le tenía fichado como un islamista radical implicado en varios delitos económicos, islamista de ametralladora, investigado por estafa. Es solo una muestra de que el vivero de terroristas que hay en Cataluña no sólo está desperdigado en mezquitas infranqueables sino también en altos cargos de los partidos ahora separatistas. No es casualidad que Cataluña albergue 3 de cada 4 mezquitas radicales.
Según el último censo realizado por la Unión de Comunidades Islámicas de España, en Cataluña hay 515.482 musulmanes, más que votantes de la CUP, más que votantes de Podemos, más que votantes del PP, tantos como votantes tuvo el PSC en las últimas elecciones autonómicas.
Han mentido hablando del expolio español, cuando el expolio lo han realizado los mismos dirigentes catalanes, que ahora van de salvadores de la patria, que les han robado hasta el alma a los propios catalanes.
Han tergiversado la historia de manera ridícula, mezquina y grotesca
Han logrado unir a lo más granado de los radicales de Europa y proetarras que están llegando a Cataluña a prender el polvorín. La revuelta callejera la van a liderar los elementos más radicales de toda Europa en apoyo de la CUP. Sin que ni Puigdemont, ni Junqueras, ni Trapero, ni tan solo la Foradell hayan querido darse por enterados.
Lo dicho no es un referéndum es una ceremonia de odio.