El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha desatado una nueva tormenta diplomática al sugerir que España debería ser expulsada de la OTAN por no cumplir los objetivos de gasto militar que él mismo impulsa.
“No tienen excusa para no hacerlo. Pero no pasa nada. Tal vez deberían expulsarlos de la OTAN, francamente”, afirmó el mandatario durante una rueda de prensa en la Casa Blanca junto al presidente de Finlandia, Alexander Stubb.
Trump sostiene que, durante la última cumbre de la Alianza Atlántica celebrada en La Haya, todos los miembros acordaron elevar el gasto en defensa hasta el 5 % del PIB, muy por encima del compromiso actual del 2 %. Sin embargo, España —según dijo— se habría negado a asumir ese nuevo umbral, lo que, en palabras del líder estadounidense, demuestra “una falta de compromiso con la seguridad colectiva”.
REACCIÓN DE LA OPOSICIÓN
El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, acusó al presidente Pedro Sánchez de “deteriorar la imagen internacional de España” y de “jugar con la credibilidad del país en asuntos estratégicos”. En declaraciones a los medios, Feijóo lamentó que “la falta de confianza y la improvisación del Gobierno en política exterior” hayan convertido a España “en el blanco de ataques injustos pero previsibles”. “Trump se equivoca al cuestionar a España, pero lo hace porque el Ejecutivo no ha sabido defender ni su posición ni su peso en la Alianza”, afirmó.
El dirigente popular pidió además “transparencia y firmeza” a Sánchez, recordando que “los compromisos internacionales no se despachan con eslóganes, sino con hechos”. Según Feijóo, “España debe reafirmar su papel en la OTAN, pero también exigir respeto a quien ponga en duda nuestro compromiso con la seguridad y la libertad en Europa”.
Pese a la dureza del tono, la amenaza de Trump tiene más carga política que efecto real, ya que los tratados de la OTAN no contemplan la expulsión de un país miembro, sino únicamente la retirada voluntaria. No obstante, el comentario del presidente estadounidense reabre el debate sobre el peso de Europa en la defensa común y sobre el creciente unilateralismo de Washington en el seno de la Alianza.