www.canariasdiario.com

Miércoles de Ceniza

Por Juan Pedro Rivero González
miércoles 26 de febrero de 2020, 15:39h
Es lo que toca tras el martes de carnaval. El rito de la imposición de la Ceniza que da nombre al día y que significa el inicio de un tiempo de austeridad y penitencia que nos ayude a tomar conciencia de la fiesta de la Pascua. Sin Pascua no tendría sentido ni el miércoles de Ceniza ni la misma Semana Santa. Pedir perdón no tendría sentido si no tuviéramos la esperanza, al menos, de que seremos perdonados. Por eso hay gozo escondido tras las cenizas hechas con los ramos de palma y olivo del año anterior. Hay una esperanza entre los grumos de la ceniza que mancha la frente de quienes desean prepararse bien a la sorpresa del perdón.

Me decía alguien hace poco que cómo manteníamos estos ritos si ya no tienen sentido. Inicialmente, lo confieso, me molestó un poquito aquel juicio sobre el sentido penitencial de la Cuaresma. Pero lo pensé y, evidentemente, hemos de reconocer que actualmente le damos poco valor a las privaciones y a la austeridad. Al menos a algunas privaciones. Porque, y seguí dando le vueltas al tema, todos los días vemos un ejército de personas que se comprometen a todo tipo de esfuerzo y privaciones. Se levantan temprano o se acuestan más tarde para correr, como menos, durante una hora. Cuidan su alimentación haciendo incluso días de ayuno solo con piña. Muchos han eliminado la proteína de la carne de su dieta. ¿cómo que no tiene sentido la privación?

Solo cuando descubrimos el motivo y reconocemos su valor, somos capaces de hacer cualquier esfuerzo, aunque nos suponga privación. Sigue teniendo sentido si se descubre el motivo. Claro que si yo organizo mi vida como si Dios no existiera, un rito litúrgico tiene poco sentido. Estas cosas se comprenden solo con el corazón que, en muchos momentos, es el que da luz a la inteligencia. Solo el amor nos ofrece la posibilidad de descubrir alegria en la privación.

La maternidad, por ejemplo, es una experiencia hermosa, muy hermosa; pero incluye una serie de privaciones que una mujer no le importa asumir por la grandeza de lo que lleva debajo de su corazón. El amor da sentido a todo lo que toca. Ese amor de alto nivel y de grandeza de identidad. Sigue teniendo sentido la renuncia y la privación cuando la esperanza dibuja en el futuro verdades, bienes y bellezas encerradas.

Como la dieta de la piña. Un tiempo de desintoxicación y renovación. Un periodo de restricciones autoaceptadas sabiendo que no solo el cuerpo, sino que el alma también necesita actividades extremas para el desarrollo integral.

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios