Decía el Banco de España el otro día que Canarias es la autonomía menos endeudada de España por habitante y la tercera con menor volumen de deuda pública en relación a su PIB.
Según la consejera Dávila, “repercutirá en una menor carga financiera y facilitará el desarrollo económico de Canarias”. Una afirmación que no deja de ser lógica y que en cualquier país deberías ser lo consecuente con una política de ajustes que, dejando nuestro Archipiélago sumido en una profunda y duradera pobreza, ha conseguido levantar las arcas públicas.
Ahora viene la verdad. Canarias hace mucho que no representa una preocupación, si acaso lejana, para el Estado. Cumplimos y las cifras de turistas son cada año mayores. La yihad y el terrorismo radical nos hacen el “trabajo sucio” y cada vez hace menos falta campañas que traigan al europeíto medio a nuestras costas. Los telediarios como instrumento de seducción.
¿Hace falta entonces que los señoritos de Madrid inviertan ingentes sumas de dinero para que los isleños se las arreglen solos? Por ahora no.
Decía Soria (y también Clavijo, ¡cómo no!) que el futuro de Canarias pasaba por su reindustrialización. Que no se puede limitar nuestro modelo económico al turismo y un deprimido sector primario.
Pero, ¿cuándo lo empezó a decir?. Y lo que es peor, ¿cuándo lo dejarán de decir?. El horizonte del 20D queda ya muy cerca y cada vez son menos las voces que hablan de industria, del REF y su anclaje constitucional… ¡y mira que llevamos meses con la matraquilla!
Encima llega Coalición y se diluye cual azucarillo en el momento más inoportuno. Si es que está claro que el que no llora no mama…