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The Body (2001)

Juan Pedro Rivero González

Delegado de Cáritas diocesana de Tenerife

Por Juan Pedro Rivero González

Este es el título de una película (El Cuerpo - 2001) a cuyo protagonista da vida Antonio Banderas. El argumento es interesante, pues toca un tema vinculado a la fe cristiana y su verdad, a la preocupación del Vaticano y a los tópicos típicos en torno a la Iglesia católica. Durante una excavación en la ciudad santa de Jerusalén, el profesor Sharon Golban, un joven arqueólogo israelí, descubre una antigua tumba que contiene los restos de un cuerpo crucificado. Todo parece indicar que la tumba data del siglo I y que el cadáver que hay en el interior pertenece a Jesucristo, lo que sin duda puede alcanzar una gran repercusión en caso de que la noticia sea cierta y se difunda por todos los medios de comunicación. El descubrimiento no tarda en llegar al Vaticano, que enseguida decide investigar el caso con el objetivo de validar o de acallar los rumores que han surgido en base a este increíble hallazgo. Si resulta que el hombre hallado es realmente Jesucristo, todos los fundamentos del cristianismo se pondrían en entredicho y la esencia de la Iglesia podría tener sus días contados en todo el planeta.

Hay que esperar hasta el final. La última escena resuelve la controversia. No era el cuerpo de Jesús de Nazaret.

La fiesta que vamos a celebrar este fin de semana, aunque sin las alfombras de flores o de granito tintado como en años anteriores, tiene también el concepto en su nombre, aunque expresado en latín: “Corpus Christi”. Y la paradoja es la que me ha traído a la memoria la película anteriormente señalada. Aquella preocupada por un cuerpo enterrado hace 21 siglos; la fiesta mostrando la presencia de un cuerpo glorioso presente hoy entre nosotros. Y en ambos casos tratándose del mismo “cuerpo”.

La actual situación entorno al Coronavirus nos ha ayudado a darle importancia a nuestro cuerpo, a esa parte material de lo que somos, que posee una vulnerabilidad radical, que cabe en una basija de barro en el siglo I en el fondo de un sepulcro, o en andas de plata solemnemente procesionada. El cuerpo, que unido a nuestra parte espiritual, conforma lo que somos. Y nos hace falta redescubrir el cuerpo y darle el valor que tiene tanto en lo humano como en lo divino.

Es una novedad en la historia de las religiones la revelación cristiana de que Dios tiene cuerpo porque asumió todo lo que somos como personas humanas. Y todo es todo, el alma y el cuerpo. Si haber conocido la opción divina por asumir un cuerpo nos ayuda a todos a darle valor al cuerpo del hermano, se justificará que el domingo sea el día de Cáritas, o la jornada institucional del amor fraterno.

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