La llegada de Obama a La Habana llena de esperanza al pueblo cubano, que en su mayoría ve en esta visita el inicio del fin del bloqueo que durante más de 50 años ha asfixiado al régimen de los hermanos Castro, que aun así han sabido sobreponerse y dirigir con puño de hierro los designios del país.
Muchos aplauden la iniciativa de Obama, aunque sus detractores avisan: es una visita de cara a la galería, que sí ayuda a acercar posturas pero que no garantice el fin del bloqueo. Esto es debido a que EE.UU. pidió al régimen una serie de medidas para comenzar a trabajar en el mismo, pero estas no han llegado en su mayor parte. Por ello, al otro lado del charco se percibe este viaje como un empeño personal del Barack Obama de granjearse un hito en la historia de su país que no ha sabido ganarse con su fallida iniciativa del Obamacare y su desastrosa política exterior en Oriente Medio.
Raúl Castro ha jugado bien sus cartas y con impasible rumbo ha conseguido la foto que necesitaba. Ahora, solo el próximo presidente de Estados Unidos tendrá la responsabilidad si no se cumplen los objetivos marcados. Otro 'triunfo' de los Castro.
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