En unos días se cumple un año del anuncio en España del coronavirus y del cierre masivo del país. ¡Parece mentira que haya pasado tanto tiempo, pero es real!
Un año con mascarillas por la calle, con restricciones de libertad, con cierres de empresas y muertos encima de la mesa. No podíamos ni imaginarnos que esto pudiera llegar a tal extremo. Nadie podía creer que pudiera alargarse por tanto tiempo y menos que, a un año, no viéramos el final de esta pandemia.
Y aunque parezca mentira, a mí se me ha pasado volando, los días se me hacen cortos en esta nueva realidad. Me faltan horas para poder hacer todo lo que tengo que hacer, porque si algo he aprendido con ella es que el tiempo es oro y ahora lo aprovecho mejor que nunca.
Paso más tiempo con los míos, disfruto más del día a día, y he aprovechado para comenzar ese cuarto libro que tanto tiempo llevaba postergando. Pero hay mucha gente a mi alrededor que siguen esperando, que pararon el tiempo hace un año, y siguen esperando que todo vuelva a ser lo que era.
Mucha gente sigue sin trabajar, en Erte, y otra esperando simplemente a que todo pase. ¡Qué error!
Para mí el coronavirus ha sido una oportunidad para poner los relojes a cero y volver a crear la realidad que en otro momento me había sido imposible crear. Ya no espero nada, sino que tomo lo que la vida me da en cada momento. No me atormento con situaciones absurdas que no tienen solución, sino todo lo contrario, cojo la vida por las riendas y hago lo que en ese momento está en mis manos.
No obstante, me da la sensación de que muchas personas con las que hablo siguen esperando, una espera sin sentido. Esperar a algo que realmente ya no estaba bien y siguen anclados en que cualquier tiempo pasado era mejor, aunque no lo fuera.
Es cierto que nos han privado de muchas libertades, pero de alguna manera el tener tiempo para parar a mirarnos, nos da la posibilidad de afilar el hacha para seguir hacia delante. Este tiempo es mágico para hacer todo lo que siempre quisiste hacer y no podías por falta de tiempo. Esa formación que no podías hacer, recoger a tus hijos del colegio, estudiar idiomas… Una oportunidad para volver a empezar, siempre y cuando tengas la capacidad de poder verlo con ojos de ver.
¿Y tú, querido amigo, estás aprovechando este tiempo o te dedicas a lamentarte y a llorar por las esquinas?
El tiempo es oro, y ahora más que nunca, pregúntate ¿a qué he dedicado este año?; ¿me he acercado más a mis seres queridos?; ¿he hablado más con ellos por teléfono?; ¿he intentado ponerme a cumplir mis sueños?
Es un tiempo ideal para seguir creciendo y creando la vida que quieres vivir, y esto solo depende de ti. Seguir quejándote del gobierno, los ineptos dirigentes que tenemos, la crisis económica, solo te traerá más problemas.
¿Estás aprovechando el regalo que te ha dado la vida de volver a empezar?