El ministro en funciones, Pedro Duque, ha aseverado que está preparado para volver a la carrera espacial. Vaya, mal lo tiene que ver para vislumbrar, en el corto plazo, una eventual caída -no continuidad- del equipo de gobierno. Una renuncia expresa a su actividad empresarial y la vuelta a sus orígenes es un salto muy arriesgado para hacerlo sin arnés. Sin embargo, por si acaso, desde el Falcon presidencial le van a ubicar en las listas de Alicante. En nueve meses, Sánchez ha tenido que habilitar un paracaídas general en el Congreso, a modo de refugio, para su amplio gabinete, a costa de las listas provinciales del PSOE de medio país.
Pero en realidad, a Duque, quien le ha dejado columpiándose, en su intento de hacer campaña desde el gobierno, ha sido la Junta Electoral Provincial de Baleares al prohibir el acto que tenía programado como ministro de Ciencia, Innovación y Universidades con el soporte de la UIB. Ha entendido que era una actividad prohibida por la ley Orgánica de Régimen Electoral General. No solo le deja en el aire, que esto ya le va, sino que ha tenido que pararle los pies ante una iniciativa de contenido propagandístico.
También es verdad que Susana Díaz se está columpiando más que el astronauta. Ha manifestado, a su manera y en la modalidad lingüística del español de Andalucía, lo que viene pidiendo, una muy importante, pero a la postre minoría social en Catalunya, “volem votar”. Algo se les pegará de tanto compadreo con los “indepes”. Ya lo dice el refrán, todo se pega, menos la hermosura.
Quiere votar para poder constituirse en una federación independiente del PSOE nacional. Quiere votar para la autodeterminación política de su partido en Andalucía. Quiere votar para conseguir autonomía e independencia de unas siglas que debe considerar que no están en buenas manos. Quiere votar para ser como el PSC, la franquicia catalana del PSOE.
En definitiva, ha levantado la pancarta del “volem votar” para evitar que el Sánchez de turno les vuelva a castigar. El peligro que el presidente nacional arrase con las listas de las futuras contiendas electorales pone en serio riesgo las expectativas de los representantes socialistas del potente granero de votos andaluz. De hecho, les discrimina con respecto a sus homólogos de Catalunya. La primavera ha entrado con bajada general de temperaturas, pero no se puede negar que, en estos primeros compases, la temperatura política siga muy caliente, casi ardiendo, a punto de poder escaldar a cualquiera.
Si (
No(
