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La presidencia ha pasado volando

Por Francesca Jaume
lunes 18 de febrero de 2019, 03:00h

No sé ustedes, pero yo siempre tiendo a pensar que la grandes decisiones políticas se toman después de un sesudo análisis de la situación y de sus consecuencias, aunque sea sólo en el sentido más egoísta que nos podamos imaginar. No dudo que en el PSOE hay personas con una capacidad intelectual y formativa suficiente como para dirigir el destino de un estado. Sin embargo, las posiciones personalísimas, las luchas fratricidas, los deseos de reconocimiento baronial y muchas otras cuestiones han hecho del mandato de Pedro Sánchez un paradigma de la repentización. Y lo digo al repasar lo que ha sido este efímero gobierno a pesar de haber durado más que lo que lo tendría que haber hecho.

Para empezar, no faltaba ser nada inteligente para entender que todos los votos que se llevó Pedro Sánchez en la moción de censura eran votos que lo único que les unía era echar a Mariano Rajoy. En absoluto ardía el deseo de investir a Sánchez. Sin embargo, y como el mecanismo de moción de censura que establece la Constitución Española es de un procedimiento ‘constructivo’ en el que es obligatorio proponer a un candidato, no quedaba otra alternativa para que prosperara el éxodo del partido condenado por la Gürtel. Gabriel Rufián (ERC) ya dijo bien claro la “poca gracia” que le suponía tener que votar a Sánchez, pero “echar a corruptos y carceleros de la Moncloa no es una opción”.

Estas palabras, que creo que no son difíciles de entender para una persona de QI normal, fueron obviadas por Sánchez y sus asesores, e hicieron suya la expresión mallorquina de “qui dies passa, anys empeny”, y en vez de convocar elecciones -que hubiera sido lo más sensato dada la palpable falta de apoyos en el Parlamento- se emprendió una huida hacia adelante que lo único que ha supuesto para el estado ha sido perder el tiempo, como ya se perdió durante el gobierno en funciones de Rajoy.

En este breve lapso de tiempo, Pedro Sánchez ha dado una imagen en lo político de improvisador y rectificador, y en el plano personal de amante de la buena vida, con fotos en el falcon o en la residencia canaria de La Mareta. Esto segundo es sólo imagen, porque el uso del avión puede incluso ser más barato y conveniente (desde el punto de vista de la seguridad) que el AVE, sin embargo, es imposible que tanto al presidente como a su mesa redonda se les escapara que estas imágenes serían objeto de voraces críticas.

Este medio año también ha dado tiempo a ver descabezar a dos ministros (Máxim Huerta y Carmen Montón), a tener a otro en la cuerda floja (Pedro Duque), y sin embargo a mantener a Tezanos al frente del CIS a pesar de haber sido una de las grandes vergüenzas de este final de legislatura.

El arma de Sánchez eran los Presupuestos Generales del Estado. Dispuso en ellos una importante inversión para Catalunya con el objetivo de conquistar a los independentistas o al menos de ponerlos en la tesitura de tener que elegir entre ‘la pela’ y los ‘presos políticos’. No le ha salido bien. En este caso, para PdCat y ERC la situación política ha primado, y no parece que sus votantes se hayan molestado por ello. “A los independentistas sólo les importa la independencia” dijo al descubrir la pólvora. La campaña dirigida desde el PSOE en el sentido de reclamar “responsabilidad” para aprobar los PGE ha caído en saco roto como era de esperar. La piel de los partidos está curtida en este aspecto y a los ciudadanos les suena a demagogia, como tendría que haber sabido el equipo áulico del presidente.

Así pues, ya tenemos elecciones generales convocadas para el 28 de Abril, un mes antes que las locales y autonómicas. Esta decisión sí que la considero meditada y fundamentada para el interés del PSOE. Para empezar, dinamita a los partidos pequeños con menos recursos que tendrán que elegir entre invertir en las estatales o las autonómicas; en segundo lugar, se evita la pérdida de votos a través de errores con las urnas; en tercer lugar, no habrá aún sentencia por el 1-O (supongo); y en cuarto lugar, aprovecha la crisis interna de Podemos para recoger sus votos en un reclamo anti-Vox.

En estos momentos, después de las fotos de Andalucía y Colón, es probable que Ciudadanos quisiera lavar su imagen incorporándose a un gobierno liberal-socialdemócrata que fuera más del gusto del partido liberal europeo ALDE. El partido de Rivera, a pesar de sus grandes aspiraciones, está ensandwichado entre un PP que se agarra al tradicionalismo y un VOX que está teniendo una resonancia mediática y social formidable. Esta situación también podría ayudar al PSOE pero los números reales -no los del CIS- tienen que dar.

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