“Esta malvada y despreciable agresión no fue obra de un hombre, fueron los crímenes de un monstruo”, declaró el presidente Donald Trump en un discurso en el que prometió mantener el pulso hasta que Siria abandone el uso de agentes prohibidos.
La represalia, presentada como un "golpe de precisión" contra objetivos militares y centros de producción y almacenamiento de armas químicas, retumbó más allá de tierras sirias. Tanto a Rusia como a Irán, Trump les hizo saber que Estados Unidos, bajo su mando, no titubea: dispara. "Deben decidir de qué lado están", dijo.
Una hora más tarde del anuncio del presidente, el jefe del Estado mayor del ejército estadounidense, el general Joe Dunford, anunció desde el Pentágono que el ataque perpetrado de manera conjunta por las fuerzas aéreas y navales de los tres países había terminado.