Mañana lunes 15 de mayo se celebra el Día Internacional de las Familias. En 1993 la Asamblea General de Naciones Unidas proclamó esta fecha como un homenaje a la familia haciéndose eco de la importancia que la comunidad internacional le otorga a esta institución.
Este año el Día Internacional de las Familias se centra en resaltar el papel que juegan las familias y las políticas orientadas a las familias en el fomento de la educación y el bienestar de sus miembros, en particular, la educación infantil y la formación continua para niños y jóvenes.
Sumémonos a la celebración de este día y pidamos a todas nuestras instituciones locales, autonómicas y nacionales que tomen conciencia de la importancia de tener familias fuertes para tener un país fuerte, trabajando por asegurar una educación de calidad inclusiva y equitativa y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos.
Cabría definir que son políticas familiares nucleares y políticas familiares periféricas. Las primeras son las referidas a la configuración legal del núcleo familiar, en sí mismo considerado, y especialmente a su configuración legal; más en concreto, son relevantes las reglas que afectan a la fundación legal de la familia: constitución del matrimonio, regulación de su régimen jurídico, normas sobre su disolución, y en su caso régimen de las uniones no matrimoniales y de otras relaciones familiares de origen no matrimonial.
Por otro lado, aquellas normas o conjuntos de normas que tienen también a la familia como objeto de atención pero que, sin embargo, no tienen como finalidad regular la familia en sí misma, aunque puedan buscar favorecerla, o protegerla, que son las que cabe denominar como periféricas. Es lo que ocurre, por ejemplo, con las normas fiscales, laborales, penales, administrativas, que tienen como presupuesto de aplicación la existencia de relaciones familiares: así, por ejemplo, las reglas sobre conciliación de la vida laboral y familiar se dirigen a proteger a la familia en el ámbito laboral, y presuponen la existencia de determinadas relaciones familiares, pero no regulan esas relaciones familiares en cuanto tales, sino más bien las relaciones laborales en los que se ven implicados los protagonistas de tales relaciones familiares.
La consideración de periféricas no quiere decir que no sean importantes: pueden serlo, y mucho, al modo como el que, por ejemplo, las políticas fiscales sobre familia o natalidad inducen cambios significativos en las conductas de los ciudadanos, y a partir de la ahí en la estructura familiar de una sociedad. Sin embargo, es condición de eficacia de las políticas familiares adoptar un enfoque global, que abarque esos dos aspectos. Desarrollar políticas meramente periféricas, aún siendo importante, puede tener una eficacia mucho menor cuando se impostan sobre una regulación legal de la familia poco adecuada a sus funciones estratégicas, a su ‘sostenibilidad’: eso explica que, en muchas ocasiones, las políticas periféricas no obtengan los resultados pretendidos, ni lleguen a solucionar los problemas que intentaban resolver.
De todas formas gracias a todas las familias por el ser el pilar fundamental de esta sociedad y la que la ha sostenido y sigue sosteniendo en la crisis que hemos padecido.