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Bye bye Fidel

jueves 01 de diciembre de 2016, 02:00h

90 años y algún día más. Se cumple el dicho: “nadie sale vivo de la vida”. Se murió viejo y en su cama. No está mal para un revolucionario. Muchos la palmaron antes. Su vida ha sido larga y ancha. Demasiado según la opinión de muchos cubanos. Algunos están dolientes y otros se han ido de farra para celebrarlo, sobre todo los que tuvieron la fortuna de poder irse de “su Cuba” y no se ahogaron en el intento de huir en pateras caribeñas. Los cubanos tienen el copryright de las pateras y de la resiliencia. También hay una Cuba que yace en el océano.

Por la libertad muchos cubanos echaron un órdago a la grande y perdieron. Los que murieron intentando escapar de Cuba, los que fusiló o murieron crónicos en las cárceles no pueden opinar. Los que tuvieron la suerte de exiliarse y murieron con la melancolía del desarraigo tampoco. Unos lo recuerdan como un gran revolucionario otros como un tirano corrupto que encarcelaba y mataba a los que pensaban de forma distinta. ¡Era el amo de sus vidas! Y es evidente que era un gran conseguidor de subvenciones y según ciertas informaciones sobre su fortuna, era qué duda cabe un gran metabolizador.

Otros dicen que fue el gran reciclador ya que en Cuba no se tiraba nada. Ahora bien todos reconocen que fue magnifico orador, maestro en el arte del monologo anestesiante y amplificador. Chávez no le llegaba a las suelas del zapato. Cuba ha sido durante mucho tiempo una ratonera donde había un único gato. Está claro que la tolerancia no era su fuerte y que algún conflicto grave tenía con la libertad y la dignidad de todos los cubanos. Unos lo equiparan a los grandes dictadores, a los grandes flautistas, al superhombre nietzschiano, presos de un ego desmedido y paranoico, que confunden lo personal con lo social. Yo creo que solo desde el miedo y desde la violencia se pueden comprender muchas de las conductas fidelianas. Algunos de los que le alaban y le glorifican, en España, le hacen un flaco favor vistos los mojones biográficos cargados que han dejado. Nada mejor que un violento para “entender” que no comprender al gran Fidel. No cabe la equidistancia con Fidel. No hay neutralidad. Si uno es lo que hace, está claro que las sombras superan con creces a las ¿luces? a lo largo de su trayectoria vital.

Fidel diseño la vida y la muerte, que no le pertenecían, de muchos cubanos. Muchos cubanos han pagado una gran hipoteca. Hoy nos desborda una gran información sobre Fidel, pero la abundancia no es relevancia. Sobran clichés, tópicos y mantras. Todo esto está sobrevalorado y no hay más cera que la que arde. Espero que a partir de los cubanos sean libres para pensar, actuar y diseñar su vida. Muchos cubanos, más desafortunados que Fidel, no han podido vivir hasta los 90 años y no fue el cáncer ni el infarto quienes los mataron.

Hay evidencia que muchos no murieron en su cama. Todos somos terminales pero la vida sigue, aunque Fidel como dicen en México se “enfrió”. Descanse en paz, aunque él no la trajera y probablemente adoleciera de ella. Muchos son escépticos en que su muerte sea el fin de una etapa y el inicio de otra, lo más que sucederá es que los azucares en vez de poner azúcar al café le pongamos stelvia. Sea lo que sea Fidel no lo vera. A veces la re-volución no e sinónimo de evolución.

Y ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.

Sugerencia gastronómica

Hemos visitado Can Carrosa en LLoseta . En la vida hay que rescatar lo obvio. Ese es el reto y de nuevo ha sido un gran acierto. Magnifico trato y hospitalidad. En Can Carrosa se degusta la honestidad y la excelencia profesional de Joan. No falla. El disfrute está asegurado. Comimos en una de las mesas que dan al jardín que son muy acogedoras e invitan al debate pospandrial. El menú del cual disfrutamos era: calamares de algodón con ajada de pimentón ahumado, cecina de león con aceite arbequina, foie de pollo y conejo con ensaladita de hojas tiernas, un sublime negrito encebollado crujiente y senderuelas y un cabrito cocido con mirto y setas silvestres. De postre cardinale trufado y helado de bourbon. Los vinos fueron un sorprendente vino de rioja (el marido de mi amiga), un pago de capellanes crianza y un cigales (cesar príncipe). La guinda ha sido el precio. A parte de subir la serotonina hay que regalarse un buen chute de dopamina. Can carrosa es una gran opción.

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