El líder y portavoz de Podemos, Pablo Iglesias, y el de su “confluencia” catalana, Xavier Doménech, se han dado un beso en la boca cuando el líder comunista ha bajado a la alfombra roja del hemiciclo para felicitarle por su intervención en el Debate de Investidura de Pedro Sánchez. Una preparada actuación más del circo podemita.
Podemos sigue al pie de la letra el manual del buen estalinista hasta en la iconografía. Esta vez ha imitado el beso de Stalin con Spirin, el mes pasado besuqueó al pobre bebé de la millonaria Bescansa al igual que hacía su añorado mecenas Hugo Chávez.
El Congreso de los Diputados hace emerger el besucón que el siniestro Iglesias lleva dentro. Más preocupante es lo que haga emerger el neocomunismo que él representa, patrocinado por el régimen totalitario de Venezuela y por los ayatollás de Irán, si alcanza alguna cuota de poder en un futuro gobierno de la nación.
La ideología defendida por los de Iglesias, los amigos de ETA y su entorno batasuno, impone una represión generalizada, censura a todos los medios de comunicación, e, históricamente, ha promovido el crimen, el terror y el ataque permanente a disidentes para controlar y mantenerse en el poder. Ha sido el practicado por Lenin, Stalin, Mao, Ho Chi Minh, Pol Pot, Castro o Kim Jong-un, entre otros.
En nuestro país por el Frente Popular de la Segunda República: El de las checas y los campos de concentración. La historia del comunismo es la historia de la represión y el aniquilamiento de las libertades. Es la historia de la miseria generalizada y la ruina en todos los niveles. Nos reímos del actual circo de Podemos. Que la comedia no acabe en drama.