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Salvar vidas no es suficiente
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Salvar vidas no es suficiente

domingo 12 de octubre de 2025, 21:22h
Por Alfonso Escalero

En cada catástrofe, las instituciones y los servicios de emergencia repiten un mantra: “Nuestra prioridad es salvar vidas.” Proteger la vida humana es, por supuesto, lo primero.

Pero evacuar a tiempo, poner a salvo a la población, en caso de un riesgo grave para sus vidas, no es suficiente para que las Administraciones públicas cumplan con su deber. Porque ese mantra se podría convertir entonces en una coartada institucional para eximirse de responsabilidades: “Ya salvamos tu vida, ahora búscate la tuya.”

Por tanto, no basta con que la población sobreviva a un volcán: hay que informarle antes sobre los riesgos y preparar las condiciones para que pueda vivir después.

Un volcán arrasa casas, barrios y símbolos; destruye identidades colectivas. Y es precisamente ahí donde la empatía institucional debería ser más fuerte: no limitarse a evacuar, sino ayudar a que los pueblos puedan reconstruirse con dignidad. Esto implica asumir responsabilidades reales en materia de formación, información y prevención.

Repetir “salvar vidas” como escudo es una renuncia a la verdadera gestión del riesgo.

La gestión volcánica moderna no puede quedarse en la línea de salida: debería preparar, proteger y acompañar a la población antes, durante y después de la catástrofe.

LECCIONES DE LA ERUPCIÓN DEL TAJOGAITE (LA PALMA, 2021)

La experiencia del Tajogaite dejó al descubierto fortalezas, pero sobre todo debilidades que deberían transformarse en aprendizajes colectivos.

Lo que sigue no es una lista de críticas aisladas, sino una síntesis de aspectos concretos que deberíamos mejorar para que, cuando vuelva a ocurrir, porque volverá, la población y las instituciones estén mejor preparadas.

I.PREVENCIÓN CIUDADANA

  1. Información obligatoria antes de comprar o firmar

Antes de cualquier compraventa, el notario o registrador debería informar por escrito al comprador sobre el nivel de peligrosidad volcánica (u otros riesgos naturales) de la ubicación de la vivienda o terreno.

En caso de que esta medida no se implante, las instituciones públicas, como garantes de nuestro futuro, deberían compensarlo con campañas permanentes de concienciación, para que la ciudadanía, bien informada, conozca los riesgos reales del territorio y pueda tomar decisiones.

  1. Seguro obligatorio en zonas volcánicas

En territorios volcánicos, la contratación de un seguro debería ser obligatoria para toda vivienda o propiedad.

Mientras esta obligatoriedad no exista, las instituciones deberían impulsar campañas informativas continuas que expliquen la importancia de asegurar viviendas y negocios en zonas de riesgo, fomentando una cultura colectiva de prevención y responsabilidad compartida.

  1. Regularización y registro actualizado de propiedades

Todas las propiedades deberían estar correctamente inscritas, con planos actualizados y al corriente en el catastro y el Registro de la Propiedad, para poder acceder a seguros y ayudas sin retrasos.

Las instituciones deberían promover activamente campañas informativas y asesoramiento técnico continuado, ayudando a la población a regularizar sus propiedades y evitando que, en caso de desastre, queden fuera de la protección legal.

  1. Empadronamiento correcto de residentes

Las personas que vivan en las propiedades deberían asegurarse de estar oficialmente empadronadas en ellas.

Ejemplo: en 2021, hubo personas que vivían en una casa pero no estaban empadronadas, y tuvieron problemas para ser reconocidas como afectadas.

I.RESPONSABILIDAD INSTITUCIONAL Y GESTIÓN DE LA EMERGENCIA

  1. Sistema diario de verificación mediante drones

Se debería implantar un sistema sencillo basado en fotografías o vídeos de drones para monitorizar diariamente la evolución de las propiedades, reduciendo incertidumbre y sufrimiento emocional ,y otro sistema para la búsqueda y localización de animales atrapados.

  1. Mejorar la frecuencia de observación satelital

La metodología de vigilancia debería asegurar más de una pasada semanal de un satélite sobre la zona afectada por una catátrofe. En La Palma, durante los meses de la erupción del Tajogaite, los satélites solo pasaban una vez por semana, lo que afectó a las pruebas para el Consorcio de Compensación de Seguros, que en muchos casos erró.

  1. Identificación proactiva de afectados

Las instituciones deberían localizar e inscribir a las personas afectadas, sin depender de que estas acudan a registros en pleno shock.

Ejemplo: en La Palma, muchos mayores no pudieron desplazarse ni entender los trámites y quedaron fuera de los primeros listados de ayudas, además de que ayudaría a localizar a personas que igual hayan tenido problemas con la catástrofe.

  1. Garantizar soluciones habitacionales y logísticas dignas en la evacuación

Quienes no tengan una vivienda donde alojarse, deberían recibir alternativas claras y dignas, considerando la unidad familiar y los animales. Además, si es posible acceder con seguridad a las viviendas en la zona afectada por una emergencia, deberían habilitarse medios de transporte y almacenes seguros para retirar y conservar enseres desde el primer momento.

Ejemplo: en La Palma no se previó el realojo integral ni la retirada organizada de pertenencias; pasó más de un mes antes de habilitarse almacenes, y muchas pertenencias acabaron destruidas por humedad y ratas. Tampoco se exploró la posibilidad de usar grandes cruceros para alojar

  1. Comunicación oficial transparente y coherente

La información técnica y sobre el riesgo debería ser clara, directa, y más si hay cambios a última hora.

Ejemplo: en La Palma, no se informó con claridad sobre el cambio de ubicación de la zona de peligro el cambio de peligrosidad por el desplazamiento del magma. Por esta falta de información oficial, muchas personas no prepararon ni siquiera una maleta con sus documentos y objetos personales, creyendo que “no les iba a afectar”, pero finalmente fueron las primeras en verse afectadas por la lava y perdieron todos sus objetos personales de valor emocional y tampoco pudieron salvar a sus animales.

  1. Atención psicológica desde el primer momento y con continuidad real

La salud mental es uno de los pilares menos atendidos y, sin embargo, más determinantes en una catástrofe volcánica. Los equipos psicológicos deberían estar presentes desde el primer momento y mantenerse durante todo el tiempo necesario, no desaparecer cuando aún la población más los necesitaba, como ocurrió en La Palma. El daño emocional es duradero.

  1. Actuación temprana y estratégica con apoyo militar

En un territorio sometido a los alisios como Canarias, la ceniza puede ser tan devastadora como la colada.

Desde el inicio deberían desplegarse unidades militares especializadas y maquinaria pesada para mantener tejados y estructuras limpias, conservar accesos y rescatar patrimonio.

No se trata de militarizar la emergencia, sino de actuar con anticipación logística real. La ceniza no espera.

III. CRITERIOS ÉTICOS Y DE COMUNICACIÓN

  1. Planificación territorial basada en la peligrosidad real

Las zonas de alta peligrosidad deberían integrarse en la planificación urbanística y en políticas de vivienda, evitando repetir errores.

  1. Principios de Geoética en la gestión volcánica

La geoética implica que el conocimiento científico debería ponerse al servicio de las personas y los territorios, con honestidad, sensibilidad y responsabilidad social.

Durante la erupción, hubo momentos en que la población percibió, y con razón, una desconexión profunda entre la comunidad científica y su sufrimiento cotidiano.

No es aceptable que instituciones científicas anuncien futuros geositios turísticos, mientras los propietarios tenían prohibido acceder a sus hogares y pensaban que en algún momento podrían volver a sus casas. Ese contraste generó una sensación de abandono y falta de respeto: como si el volcán fuese un espectáculo para unos y una tragedia para otros.

Todos los aspectos comentados no son reproches, sino aprendizajes que deberíamos asumir y mejorar colectivamente.

La próxima erupción no puede encontrarnos igual de desprevenidos. Vivir entre volcanes no es una condena, pero exige preparación, transparencia y sensibilidad real.

Alfonso Escalero Fotógrafo. Premio Cabildo de La Palma 2025 Otros Méritos Excepcionales por su labor en el volcán Tajogaite.

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