www.canariasdiario.com

El presupuesto: una obra teatral, cara de interpretar

Por José Luis Azzollini García
lunes 22 de septiembre de 2025, 10:24h

Quien no ha hecho nunca un presupuesto, poca idea tendrá de las dificultades que ello comporta. Quien no tenga que presentarlo ante una jefatura o entidad superior, tampoco tendrá conciencia de lo que supone un rechazo; del engorro de tener que reajustarlo o, incluso, de la alegría de su aprobación. Quien no haya estado inmerso en este tipo de trámites, no será consciente del edén en el que habita. Presupuestos hay de todos los tipos. Desde los familiares -los más conocidos para quienes no desean verse con imprevistos en el gasto de sus ingresos-, hasta los Impuestos Generales del Estado o de cualquier Organismo de la Administración; pasando por los empresariales, deportivos, festivos o cualquier otro que agrupe a personas y necesidades de inversión o gastos.

Este artículo no pretende dar una lección sobre la confección de esta necesaria herramienta. De eso ya se encarga, en los centros académicos, gente más preparada que yo. Lo que trataré, es casar el concepto del que vengo escribiendo, con la actividad política. Esto es, intentaré exteriorizar las reflexiones que me vienen a la cabeza al analizar lo que está ocurriendo en nuestro país, con el documento que permite saber cuánto, cuándo y cómo invertirán, los gobernantes, el dinero que entra y se custodia en las arcas o, como se le dice, coloquialmente: “lata del gofio”.

Para empezar, es la propia Constitución Española donde se expone la importancia de este documento. Concretamente el título VII de nuestra Carta Magna, recoge en su artículo 134 que cada año, tres meses antes de que finalice la vigencia de los Presupuestos Generales en vigor, deberá ser presentado en Las Cortes Generales por el Gobierno de turno, un nuevo documento para que sea analizado, enmendado y/o aprobado por sus Señorías los y las miembros del Parlamento. En caso de que no se llegue a buen fin con el trabajo que se ha presentado, dice el mismo artículo, que se dará por aprobado el que estaba vigente hasta la presentación del nuevo, tal y como se viene haciendo desde el años 2023. Es decir: en el Estado, se tendrá que llevar a cabo un reajuste del gasto hasta equilibrarlo con los mismos ingresos que se venían obteniendo. Tal vez sea de ahí, de dónde proceda lo de “ajustarse el cinturón”. No olvidemos que en los Presupuestos Generales del Estado, no solo se recoge la actividad inversora; también se establece la recaudatoria. Si por un lado, quedará establecido si podremos recibir un aumento en nuestros salarios, o mejoras de nuestras necesidades sanitarias, sociales y de seguridad -por citar algunas de las más sonadas-, también se establecerá de donde saldrán los recursos económicos para sufragar todas esas partidas. Para entender la importancia de finiquitar todo el proceso, hemos de tener claro que, de esa aprobación, sale todo lo concerniente al músculo económico que un Gobierno necesita para llevar a buen puerto lo que propuso en sus programas electorales. ¿Qué podría pasar si ese músculo no se ejercita? Si nos atenemos a lo contestado por el Presidente en una entrevista reciente, no debería pasar nada; se seguiría con el aprobado con anterioridad. Concuerda su respuesta con lo que dice la Constitución; pero, sin aclarar cómo seguir con un músculo atrofiado. Y, si se puede seguir sin aumentar los ingresos, ¿Qué necesidad hay de ajustar sueldos de políticos al alza? ¿Su respuesta no habrá sido un poco atrevida, Señor Presidente?

¿Qué papel le corresponde al Gobierno, en este sainete de la aprobación presupuestaria? Si nos atenemos al Título y Artículo expuesto en líneas anteriores, sin lugar a dudas, sería el de protagonista. La oposición, tendría un papel estelar como inquisidor, pues su participación sería importante para que, lo que se presente, se adecue a las necesidades y a la realidad que vive el país en cada momento. Pero ¿qué papel tendremos que dar al existir varios grupos opositores? Y, más complicado aún: ¿qué papel se le asignará a quienes actúan como la más dura de las oposiciones, pero formando parte del mismísimo corazón del protagonista? Para seguir hablando desde el punto de vista muscular, he podido leer que en temas del corazón -músculo más determinante- se le tiene mucho respeto a unos bichitos llamados “Staphylococcus Aureas” (endocarditis), “Streptococcus Pneumoniae” (Pericarditis), “Fusobacterium Nucleatum” (riesgo cardiovascular en general) y las “Clamydophila Pneumoniae” “Helicobacter Pyloris” (ambas implicadas en la aterosclerosis o estrechamiento de las arterias). ¡Toda una tropa! Bichos que pueden provocar infinidad de barreras a la hora de que nuestro músculo por excelencia funcione como es debido y que, para el caso, me vienen de maravilla para ilustrar la capacidad bloqueadora de quienes apoyan al Gabinete desde dentro, según se ve, se oye y se vive en todo este tejemaneje de la presentación y aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Repartidos los papeles y distribuido el guion, ya se puede levantar el telón, para que, el resto de la población, pueda ver la obra teatral por la que ha pagado. ¡Y no es barata la función!

Nada de lo que se representa coge desprevenido al público asistente, que permanece sentado en sus butacas tal que si estuviera en su casa viendo la obra por la pequeña pantalla. Es decir, sin hacer otra cosa que esperar a ver como se insultan los unos a los otros. Nada de intrigas de antemano, pues cada cual ha expresado con antelación como andará por las tablas del escenario político. Quien está en la oposición, cargado con los palitos que pondrá en las ruedas del carrito donde vendrá subida, con su “pen drive”, la representante del protagonista de la obra. Quien figura como oposición de la oposición, pues ya se sabe: su carga de palitos será doble, ya que deberá tener los suficientes para las ruedas de los que van en el otro carro: el de la oposición más representativa; pero, sin olvidar que también ha de tener que dedicarle su “cariño” al protagonista. La representación del protagonista mayor también es deseada, aunque poco ilusionante. Y es normal porque, como se decía cuando éramos niños: el dueño de la pelota marca las reglas ¡La pelota es mía y yo digo cuando empieza y termina el partido!

Otra cosa es la interpretación que viene de la mano de, quienes estando dentro del propio equipo protagonista, parece como si estuvieran fuera; real y mentalmente, permanecen tan afuera que es como si ya estuvieran más cerca de Francia que de España. Esta interpretación es la que realmente merece el “Goya” al papel más controvertido y áspero de esta obra que pagamos todos con nuestros impuestos. Desde esas filas se actúa con el músculo gubernamental tal como las bacterias señaladas en líneas anteriores lo hacen con el corazón de los seres vivos. Van minando cualquier paso que se pretenda dar hasta tal punto, que parece como si su capacidad destructiva, fuera además, adictiva. Tanto lo es, que no hay manera de desintoxicarse y según parece, tienen la intención de hacerlo con el músculo principal, independientemente de a quien le incumba su cuidado. Ninguno de los que representan al Gobierno o a la Oposición principal parece tener entre sus objetivos el hacerle caso a quienes defienden que el mejor tratamiento es la intervención inmediata y conjunta para que, el valor de esta obra llamada presupuesto, no nos resulte tan alto.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios