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Marlaska, ponte las pilas

viernes 05 de septiembre de 2025, 00:13h

Atodo nos ha con-movido y re-movido los recientes suicidios de tres policías nacionales, según dicen los medios por” por carga emocional”. Yo me pregunto, cuántas autolisis tendrá que haber más para que el ínclito Marlaska, ponga en marcha u optimize un plan de prevención, - si es que existe-, así como un inmediato plan de atención de la salud mental en los cuerpos de seguridad del estado, que están realizando una gran labor, a pesar del maltrato institucional que están soportando. Nuestros guardias civiles y policías no se merecen la nefasta labor de uno de los peores ministros que ha tenido nuestra democracia.

Pero me gustaría realizar las siguientes reflexiones sobre la epidemia de las conductas suicidas. Primero es conveniente aclarar que el cerebro humano tiene un límite, es como la tarjeta visa, a veces entra en quiebra total y el psiquismo se desborda como un gran tsunami (depresión, desamparo, desesperanza) o páramo emocional (desafección total por los que queremos) se activan circuitos para la auto agresividad. No hay acto humano más enigmático que el suicidio. La complejidad de la mente humana contrasta con el volumen y el peso del órgano que rige nuestras vidas. El cerebro solo pesa un kilo y medio, pero está muy urbanizado y trabaja a destajo. Es un conectoma de cien mil millones de neuronas que establecen billones de interacciones. Algunas de ellas no tienen como objeto la autoconservación sino la autodestrucción.

Hacer la autopsia psicológica de una conducta suicida es una tarea difícil y complicada. Descifrar las claves precisa analizar muchas variables. La autopsia psicológica de las conductas suicidas busca rastrear la intrahistoria que subyace en la conducta autodestructiva. Tenemos los hechos, pero desconocemos el guión. La clave siempre está en el manejo de dos elementos: individualizar y contextualizar el fenómeno a nivel interpersonal y social.

El análisis siempre debe de contener tres elementos: cuál era el pretexto, cuál ha sido el texto y como es el contexto. Las conductas autolíticas no son clónicas. Existen elementos comunes que nos permiten explicarnos porque nuestro cerebro pone en marcha el circuito de la autodestrucción. La triada maligna es la depresión, con sentimientos de desesperanza y culpa y los duelos. Todo se complica además si aparece la soledad no buscada.

Los autorreproches culpabilizadores, que cual mafia mental extorsiona una y otra vez a nuestra autoestima, la solo-edad o déficit de vínculos de apoyo social. A veces no hay carencia, pero los sentimientos de culpa, vergüenza y de indignidad son tan abrumadores que no se pide ayuda, instalándose un nihilismo salvaje en el que él no, la nada y el nadie tiraniza el resto de la actividad mental).

La depresión y la soledad nos conducen a situaciones de extrema vulnerabilidad e indefensión. Estamos preparados para soportar muchas cosas, pero la soledad psicológica, (buscada en los pacientes gravemente deprimidos) es el peor de los tormentos, por encima de la muerte. Esa soledad que se construye con el convencimiento apesadumbrado de estar excluido, de no tener acceso, quién sabe por qué, a ese mundo de interacciones tiernas y profundas del que todos creemos idealmente que los convivientes disfrutan. Soledad es, pues, la constatación de que no se tienen las oportunidades y las satisfacciones de las que los demás participan.

Si existe patología psiquiátrica grave (sobre todo la depresión), previa , el factor gatillo puede ser cualquier situación traumática y dolorosa o cualquier acontecimiento vital que nos genere miedo, pérdida, ansiedad e incertidumbre. ¿Cual es la intrahistoria de una, defenestración, una precipitación, de un ahorcamiento, de quitarse la vida con un arma de fuego? Muchas veces no la conocemos. Hay muchas preguntas pero a veces, tenemos pocas respuestas. Hay que tener en cuenta muchos factores causales: la biografía, la personalidad, el contexto familiar, la existencia de antecedentes de patología psiquiátrica y sobre todo su estado mental en los días previos.

En el caso del suicidio de los cuerpos de seguridad del estado, esta claro que su contexto laboral, de una gran sobrecarga emocional es un gran factor de riesgo.

¿Cuántas bajas por trastornos mentales hay entre policías y guardias civiles?

Es a Marlaska y a este gobierno de personalidad múltiple a quien les toca ponerse las pilas.

La ciudadanía tenemos que exigir que el Gobierno cuide a los que nos protegen, es su responsabilidad y además nos jugamos nuestra seguridad.

Desde aquí mi agradecimiento a todos ellos.

Ya saben en derrota transitoria pero nunca en doma.

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