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Castells

Por Julio Fajardo Sánchez
sábado 20 de diciembre de 2025, 13:27h

Dice Manuel Castells que el mundo está en un proceso de autodestrucción. Manuel Castells ha sido ministro de Universidades, miembro de Podemos y catedrático de Sociología en EEUU. Es el sociólogo español más citado en el mundo. Habla de la necesidad de retornar a algún tipo de espiritualidad, y esto se lo he escuchado a otras personas por las que siento un respeto intelectual. La clave está en no reconocer aquello que no se identifica directamente con nuestras preferencias o con nuestros rechazos, encerrándonos cada uno en el castillo de las convicciones inducidas por los hechos, o por la interpretación que de ellos se hace en las diferentes trincheras.

Ninguna información está exenta de intención. Lo de la autodestrucción es algo que se reconoce familiarizado con la historia. Ocurre siempre que estamos sometidos a la presión de los cambios, y actúa como el principio de acción-reacción de Newton. Esa ley de tensiones es la que mantiene el equilibrio del Universo para que todo no se venga abajo. ¿Quiero decir con esto que lo que denuncia Castells sea una cuestión justificable? Para nada. Se trata de delatar una situación natural, donde la conclusión más práctica sería la de aplicar el antídoto conveniente. En este caso recurrir a la espiritualidad. Ya hay voces que claman por la exigencia de reparar la pérdida del humanismo en nuestros asuntos del día a día. Algo de esto es lo que afirma el sociólogo cuando levanta la alarma sobre que las cosas no van bien.

Creo que lo sabemos todos, pero uno a uno, como individuos que formamos parte de esa gran masa en efervescencia, contribuyendo al desorden a la vez que nos convertimos en los agentes que advierten del peligro que supone esa autodestrucción anunciada por muchas voces, cada vez más. Alguien me dice, es que Castells es de Podemos. Y qué. Ahí reside el problema: en la exclusión de cualquier postura intelectual porque no coincide con nuestras simpatías políticas. La sociedad se ha convertido en una gran masa militante de la desconfianza, de la exclusión y de la intransigencia, y en este maremágnum es donde se albergan los síntomas de la presencia de un monstruo que está a punto de devorarnos. El mundo cambia porque los vehículos de los que disponemos para comunicarnos ahora son otros.

Estamos a expensas de los algoritmos y de las engañosas propuestas de la Inteligencia Artificial. El problema es que somos los servidores de esa gran máquina que nos manipula y no sabemos desprendernos de su influencia. Yo, sin que Castells me lo diga, me refugio en una espiritualidad individualizada, como un náufrago en un mar tormentoso donde esas cosas se ridiculizan y se denuestan como si fuera la práctica de la estupidez. Castells es de mi edad. Solo por eso lo considero un correligionario de mi tiempo. Quiero decir que tenemos las mismas oportunidades para ver las cosas desde el mismo punto de vista. Y qué, si es de Podemos. Lo que afirma me parece sensato y necesario. Con eso me quedo.

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