En EEUU se acostumbra a colocar carteles en la oficina del sheriff y otros lugares visibles ofreciendo recompensas por la captura de un delincuente. En 1898 se publicó un anuncio en el periódico del señor Hearts instando a la detención de los responsables de la explosión del Maine, supuestamente marinos españoles, lo que significó el preámbulo de la guerra de Cuba. Forma parte de la dialéctica del western, un género cinematográfico que siempre funcionó como base propagandística de la epopeya norteamericana. Algo que no se han podido quitar de encima, como la asociación de amigos del rifle. Hay que entenderlos, son así, igual que nosotros somos taurinos aunque un número importante de españoles progresistas renieguen de los toros..
Ahora han vuelto a animar a los cazarecompensas y elevan a 50 millones de dólares el precio de la cabeza de Nicolás Maduro, como si se tratara de Billy el Niño. A Maduro lo acusan, entre otras cosas, de narcotrafico y de intentar introducir en EEUU grandes cantidades de coca y fentanilo. En Venezuela entienden que es una forma de atacar a la Revolución. Lo de Bolivia es diferente, los jueces han impedido que Evo Morales haya concurrido a las elecciones y los suyos han conseguido un escaso 20% de los votos. Hay una operación de limpieza que, según muchos, proviene de un cambio hacia el liberalismo, al que llaman neoliberalismo. No pinta bien para la izquierda.
Una ola en paralelo al cambio climático arrasa con el mundo woke en Europa mientras se queman los montes y algunos dicen que es porque no los limpian y hay una concentración exagerada de masa combustible en el suelo. También se habla de la excesiva protección medioambiental que afecta a la ganadería y a la agricultura, actividades que tendían a un mayor cuidado del medio rural.
Los americanos, amigos de las recompensas para dar con los forajidos han pasado por alto a Putin y lo han recibido con una alfombra roja en Anchorage. Maduro ha salido en la televisión de Caracas desafiando a Trump para ver si se atreve a ir a detenerlo en Miraflores."¡Aquí te estoy esperando, cobarde! gritaba para que lo vieran los desarrapados de los ranchitos. El mundo no está bien. Esta tarde ha ido Zelenski a la Casa Blanca, con chaqueta. La cosa ha cambiado desde la vez anterior. Lo acompañaban Ursula, Macron, Meloni, Mertz, Starmer y otros. Sánchez ha sido excluido. No importa. Zapatero anda haciéndole guiños a Maduro y a los chinos y esto pone de los nervios a cualquier político del lado occidental. Es normal después del desplante de la OTAN.
El presidente sigue en Lanzarote después de una aparición fugaz por los incendios proponiendo un pacto de Estado a favor de la emergencia climática. Ya lo había hecho en otra ocasión, pero lo más importante, que son unos presupuestos, no es capaz de presentarlos en el Congreso. No quiere riesgos. Europa nos está prestando medios para apagar el fuego y hará presión para que Rusia acepte unas condiciones de paz dignas para Ucrania. Trump se atendrá al acuerdo que mejor se adapte a sus votantes que, desde luego, no será complacer al dictador ruso. Acabará alineándose con sus socios naturales de siempre, a pesar de los amagos que ha hecho con los aranceles y demás espectáculos. Todavía no ha aprovechado al papa americano, pero todo se andará.
En España las cosas están feas. Muy feas, digo yo. Basta que haya un pequeño movimiento para que todo se venga al suelo. Por eso se quema la parte vaciada y la gente mira para otro lado. Están esperando otra cosa. De momento a nadie le han puesto un cartel en la oficina del sheriff . Solo las encuestas describen, negro sobre blanco, la sensación de algo que se hace cada día más inaguantable.
Ayer vi una corrida de toros en Canal Sur donde el torero entró a matar cinco veces, cada vez más descompuesto. Y después de cuatro descabello fallidos, el presidente sacó el pañuelo del aviso por tercera vez. Qué necesidad de prolongar este tormento, pensé, pero los toros no son un reflejo del mundo real, y bien que lo siento.
Si (
No(
