Ayer le tumbaron al Gobierno el Decreto Ley sobre el apagón y hoy la prensa coincide en que eso delata el apagón que sufre el Gobierno. No es un juego de palabras, es la evidencia de una debilidad que se manifiesta cada vez que hay oportunidad. Sánchez se defiende diciendo que de siete leyes le aprobaron seis, pero esto no es cierto porque sus ministros estuvieron sudando la camiseta y dejándose la piel hasta el último minuto para sacar adelante este asunto. No es una novedad que al presidente le cuesta trabajo armar una mayoría en un parlamento donde no se atreve a llevar unos presupuestos como es su obligación. No es verdad que los presupuestos se puedan prorrogar sin más, la Constitución dice que hay que presentarlos. Si no se aprueban es otra cosa. Lo que sucede es que no se quiere arriesgar a sufrir el varapalo de que sean rechazados por la cámara. Vivimos una situación agónica en la que el equipo médico oficial se empeña en acreditar que el enfermo goza de buena salud. Esto no solo se afirma desde la oposición. Juan Lobato también lo dice en sus apariciones en televisión.
El apagón del Gobierno está siendo detectado por algunos órganos de prensa que hasta hace poco se mostraban incondicionales. O es que los síntomas se han agravado o es que los esfuerzos por controlarlos ya no son tan eficaces como antes, y las redacciones se están preparando para lo que viene. No es tanto el que algunos escándalos debiliten al ejecutivo como que algunos apoyos estén dejando de serlo. Las últimas encuestas indican por dónde andan las preferencias, y esto se refleja también en la tendencia de los medios. Cuando empiezas a perder eso estás a punto de perderlo todo. Por eso es importante el símil del apagón para mostrar la penumbra por la que atraviesan los últimos días de una política que está a punto de agotarse.
Cuando empezamos a escribir la crónica con gerundios es el anuncio de un futuro que no pinta nada bien. Se acelera la caída estrepitosa hacia el punto final. El panorama es como el del partido de baloncesto que está definitivamente perdido y se juegan esos minutos inútiles que se llaman de la basura. El público, desesperanzado, abandona las gradas convencido de que ya no hay nada que hacer. El problema es que nadie espera un milagro porque todo lo que puede suceder de ahora en adelante no hará más que empeorar la situación. Se han aprobado seis de siete leyes en la última sesión antes de vacaciones. Lo ha dicho triunfante el presidente desde Montevideo. Pero la del apagón era la madre de todas las batallas, por eso la prensa acierta hoy al decir que lo que se ha producido es el apagón del Gobierno.
Si (
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