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Tóxicos invisibles amenazan la salud laboral sin que lo sepamos

Tóxicos invisibles amenazan la salud laboral sin que lo sepamos

Por Redacción
viernes 04 de julio de 2025, 13:59h

La exposición a sustancias químicas peligrosas en el entorno laboral es un problema grave que afecta a miles de trabajadores. Estas "sustancias fantasma", presentes en materiales y herramientas, no siempre son visibles y pueden causar efectos acumulativos que derivan en enfermedades como asma, trastornos hormonales y cáncer. Entre los compuestos más preocupantes se encuentran los isocianatos, el bisfenol A (BPA), las nanopartículas y los PFAS, todos con efectos nocivos bien documentados. Es urgente actualizar la normativa para proteger la salud de los trabajadores y garantizar entornos laborales seguros. La falta de conocimiento sobre estos tóxicos no puede seguir siendo una excusa; es fundamental actuar y exigir responsabilidad a las empresas.

La exposición a sustancias químicas peligrosas se ha convertido en una realidad cotidiana para miles de trabajadores en nuestra región. No se trata únicamente de los productos químicos que suelen asociarse con riesgos, aquellos que están almacenados en lugares apartados y acompañados de fichas de seguridad. Hay también sustancias invisibles, silenciosas y presentes en materiales, herramientas e incluso en el aire que respiramos.

Estas sustancias, muchas veces desconocidas para quienes las manipulan, no generan efectos inmediatos, pero su impacto es acumulativo. A largo plazo, pueden traducirse en enfermedades graves como asma ocupacional, trastornos hormonales o incluso cáncer. A pesar del avance científico, la normativa actual no está a la altura, dejando a los trabajadores en una situación de clara vulnerabilidad.

Compuestos preocupantes

Desde el sindicato se ha puesto el foco en cuatro compuestos especialmente alarmantes por su uso común y sus efectos adversos sobre la salud:

Isocianatos: Utilizados en la fabricación de espumas, pinturas, adhesivos o recubrimientos en el sector automovilístico, estos compuestos son altamente tóxicos. Pueden provocar asma, dermatitis y sensibilización química, lo que puede llevar a crisis respiratorias severas incluso con mínimas exposiciones. La normativa que regula su uso se basa en Notas Técnicas de Prevención como la NTP 148 o la NTP 535; por ello, es urgente una revisión profunda que garantice reglamentos adecuados. Las medidas preventivas incluyen ventilación adecuada, extracción localizada y formación específica para los trabajadores.

Bisfenol A (BPA): Este compuesto se encuentra presente en plásticos, envases de alimentos y especialmente en tickets térmicos manipulados por cajeros y trabajadores logísticos. El BPA actúa como un disruptor endocrino; su exposición prolongada se asocia con infertilidad, trastornos metabólicos y un aumento del riesgo de cáncer de mama o próstata. Se recomienda el uso de guantes y el lavado frecuente de manos al manipular esta sustancia, así como fomentar el uso del ticket electrónico para mitigar los efectos negativos de los tickets térmicos convencionales.

Nano-riesgos y químicos eternos

Nano-partículas: Estas diminutas partículas son utilizadas en cosméticos, textiles y electrónica. Pueden penetrar en el organismo humano causando estrés oxidativo, inflamación crónica o daños pulmonares. Los trabajadores expuestos deben operar en cabinas con extracción localizada y usar ropa protectora específica; además, es fundamental realizar mediciones para evaluar los niveles de estas partículas en suspensión.

PFAS: los “químicos eternos”: Empleados en espumas contra incendios, tejidos impermeables o envases de comida rápida, los PFAS son compuestos extremadamente persistentes que se acumulan tanto en el medio ambiente como en el cuerpo humano. Su exposición está vinculada a enfermedades hepáticas, infertilidad y diversos tipos de cáncer. Estos compuestos pueden ser inhalados o ingeridos e incluso causar dolencias por contacto directo con la piel. Por ello, es vital garantizar una correcta ventilación durante la exposición a estas sustancias y utilizar equipos de protección adecuados.

Urgente necesidad de cambio

En conclusión, estas “sustancias fantasma” representan una amenaza real no solo para la salud individual sino también para el conjunto del mundo laboral. Es imperativo actualizar urgentemente la normativa vigente, destinar mayores recursos a la investigación y realizar inspecciones más rigurosas. Además, es fundamental sustituir progresivamente las sustancias peligrosas por alternativas más seguras.

No podemos permitir que el desconocimiento siga siendo cómplice de la toxicidad. Es momento de actuar: exigir responsabilidad a las empresas y garantizar entornos laborales seguros es esencial para salvaguardar el derecho a la salud y a un trabajo libre de sustancias peligrosas.

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