La Cueva de Alí Babá... de algunos
Por Candido Quintana Arteaga
domingo 15 de junio de 2025, 23:57h
Otra vez nuestro Congreso de los Diputados lo ha vuelto a ser, y esto parece ya una plaga cíclica que azota a algunas de nuestras Señorías cada cierto tiempo. Cómo si
de una banda de alta alcurnia se tratara, entendiendo por alcurnia sus altas remuneraciones y sus muchos privilegios, rechazables aforamientos incluidos, que avergüenzan a la mayoria de los españoles de a pie, muchísimos inmersos aún en la intragable lista de los mileuristas y todas las penurias añadidas a estas situaciones.
Si bien yo, y seguramente muchísimos más ciudadanos sorprendidos avergonzados y abochornados de este País por todo lo que está sucediendo, creemos que nunca ha dejado de ser la Cueva de Alí Babá, cómo el Pueblo gritaría en cualquier manifestación ciudadana que recorriera su entorno, con aquello de... ¡ahí está, ahí está, la Cueva de Alí Babá! Ahora me invade la tristeza, tras este par de días de cabreo general ante otro repunte de república bananera de los listos de la película, de los chachis que controlan casi todo cuando hay pasta fácil a la vista, en realidad recursos públicos, o sea, hablando claro, nos vienen robando esos impuestos que a tantos les ha costado mucho sudor y lagrimas el contribuir religiosamente, cómo mandata la Ley.
Cómo mandata la Ley y controla Hacienda de <manera inexpugnable>. Y para más inri, salta a la luz en el período más importante de recaudación, cuando estamos inmersos en nuestras Declaraciones de Renta del año 2024, para que tengamos <muy claro> lo que vale un peine, los esfuerzos y los sacrificios que tenemos que hacer, mientras la panda de impresentables en cuestión se reparten el pastel y discuten de forma barrio bajera, sobre las jugosas comisiones repartidas y se quejan de robos entre ellos, cuando los atracados hemos sido nosotros.
Y antes de proseguir, y para quitarme de encima a los interesados de siempre en desviar la atención o de desacreditar, tengo que dejar claro que no trato de echarle madera al fuego de la corrupción del PSOE, ni mucho menos, lo suelo hacer, ¡siempre!, porque la corrupción, política sobre todo, se me indigesta y no la puedo digerir. Le toque al político o partido que sea, la rechazo con la misma claridad y dureza. Y no me voy a perder ahora en referirme a casos concretos anteriores, pues entiendan que este escrito se me haría interminable, por todas las “medallas de
mierda” que tenemos para el recuerdo de lo que han hecho ya y no deberían de repetir. Pero se ve que es harto difícil no tropezar en la piedra de la jugosa corrupción, que procede atajar ¡como sea y de una vez por todas!
Cierto que no lo esperaba, no se porqué el estar dentro de la Unión Europea me daba un plus de confianza de que esta desvergüenza se atajaría por si sola, pero está muy claro que ni así se consigue. Y algunas experiencias anteriores que se han hecho presentes aquí, en Tenerife, y contra las que he luchado sin denuedo, cómo la trama de Las Teresitas o el Derribo del Mamotreto, me trasladan la inquietud y una duda más que razonable, de que detrás del caso Koldo y de los solos Santos Cerdán y José Luís Ábalos, no hayan otros más, y dentro del propio Hemiciclo. Yo creo que, por si acaso, hay que seguir tirando de la manta, para devolverle a este Pueblo, ¡ya!, la esperanza y tranquilidad que merece y ha perdido por culpa, y perdónenme la expresión, de chorizos de corbata muy bien acomodados.
Y finalizo con unas reflexiones internas que quiero compartir, por si la valentía de la decencia se impone y los políticos son capaces de aplicarse a si mismos. Limitaciones que puedan impedir que otros nuevos affaires de este tipo se hagan presentes en las Cámaras de representación del Pueblo. Creo que acabar con los aforamientos políticos sería muy bien visto por todos, y allanaría el terreno para agilizar las responsabilidades en caso de delinquir. Y ello no debe de preocuparles a los políticos honestos, que son la mayoría de sus Señorías.
Y denunciar, aunque sea de forma innominada, al menor atisbo de cualquier sospecha, que casos como éste seguro que lo eran. Y para ello buscar cauces NO complicados. Por ejemplo, buzones de seguridad y accesibles sin control a sus Señorías, en las propias Cámaras de Representación del Pueblo, la baja y la alta. Y por último, rogarles a nuestros representantes, el pensar y actuar por el bien del Pueblo que les eligió, preservando sus derechos y actuando como fieles guardianes de sus recursos, de sus sagrados impuestos, antes de que por réditos políticos cómo vienen haciendo.
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