La Asociación Cultural 'Pie en pared', insiste Juan Carlos Girauta, no está vinculada a ninguna formación política, ni quiere estarlo, aunque en ella colaborarán personas de un amplio espectro ideológico.
El martes, 13 de diciembre de 2022, aparece en sociedad la asociación cultural ‘Pie en pared’. ¿Con qué objeto?
“Nuestro objetivo es influir en la cultura, plantar cara a la hegemonía de esa 'izquierda woke' aferrada al discurso feminista radical progre, que defiende ahora el indigenismo, o se ha empeñado en achacar todo al cambio climático, entre otras cosas. Resumiendo, pretende ser una ‘batalla cultural’ contra la hegemonía cultural de la izquierda. Entre las personas que acudieron a la presentación, estaban, Albert Rivera, Daniel Lacalle, Santiago Abascal, Esperanza Aguirre, Inés Arrimadas, Cayetana Álvarez de Toledo, y un largo etcétera. J.C. Girauta añade que, entre las personas invitadas a participar, "habrá intelectuales, académicos y ‘feministas de verdad', vinculadas al ‘viejo socialismo’".
En fin, si uno lee el excelente libro de Girauta, ‘Radiografía de la nueva sociedad. Sentimentales, ofendidos, mediocres y agresivos’, se dará cuenta de lo que se pretende. Argumentar en contra de los mantras de la izquierda, que se repiten en los medios de comunicación/manipulación (que son mayoría) y en el sistema educativo/adoctrinador (dado que la mayoría de los profesores son progres/izda) y que le permiten ser hegemónicos culturalmente.
Esta crítica argumentada contra la hegemonía cultural de la izquierda y sus mantras, facilitará que los ciudadanos sean más libres a la hora de tomar decisiones. Entre ellas, la de votar y la de opinar políticamente. No se trata, pues, de sustituir la hegemonía cultural de la izquierda por la hegemonía cultural de la derecha. Se trata de que los ciudadanos estén mejor informados (y formados) para que puedan decidir más libremente.
Nos podemos preguntar ¿por qué tiene que hacer esto una asociación civil? Quede claro que estoy encantadísimo de que así sea. Sólo quiero poner de relieve que esta asociación -a la que aplaudo con ganas- aparece porque la derecha (a excepción de Vox, que proclama su desafío a la hegemonía cultural de la izquierda) ha pasado olímpicamente. Ya lo hizo Mariano Rajoy. Y, ahora, Alberto Núñez Feijoó sigue el camino. O sea, ‘Gestión y moderación’.
Insistamos las veces que haga falta. En circunstancias políticas normales sería un buen eslogan. Pero en las gravísimas circunstancias políticas que vivimos en la actualidad (doy por sentado que se conocen), es una incomprensible irresponsabilidad y un suicidio político.
Un ejemplo entre miles de la hegemonía cultural de la izquierda. Hace pocos días, el comunista Pablo Iglesias instaba al Gobierno a tratar a la derecha como "golpista" y "con la contundencia que se merece". Si no, nos devorarán, concluía.
En una sociedad sin hegemonía cultural de la izquierda, o bien estas cosas no se dirían (porque son rotundamente falsas), o, si se dijeran, la gente se reiría de ellas. Es decir, con una cierta madurez política de la sociedad, estos comunistas serían considerados unos ‘bufones’. Peligrosos y sin escrúpulos, pero ‘bufones’. Sin embargo, en España, Pablo Iglesias ha sido vicepresidente de gobierno. Gracias a Pedro Sánchez, un personaje despreciable -como los que le apoyan- desde una perspectiva democrática. Recordemos, además, que elimina el delito de sedición a exigencia de sus socios separatistas y golpistas, facilitando otro golpe de Estado. Estas cosas sólo pasan en sociedades políticamente enfermas y envilecidas.
No olvide que la mentira es una de las grandes especialidades de la izquierda. Ya lo decía el insigne médico Gregorio Marañón, durante la II República: "Esa constante mentira es lo más irritante de los rojos".
Dado que la derecha popular tiene vocación de gestoría administrativa, y Vox, tal vez, no tenga poder e influencia suficientes, es importantísimo que se haya puesto en marcha este proyecto que pretende terminar con la hegemonía cultural de la izquierda. Que es totalitaria. Basta ver el intento del gobierno de someter a los jueces.
La hegemonía cultural se nota en ‘cosas pequeñas’, al menos aparentemente, y en 'cosas grandes’. Es ‘grande’ lo que acabo de decir de Pablo Iglesias y su repugnante mentira. O sea, ¡Alerta antifascista! ¡Cuando Sánchez facilita a sus socios de gobierno que den otro golpe de Estado! No quiera ser cómplice de tanta infamia.
Y en ‘cosas pequeñas’, al menos aparentemente. Por ejemplo, estar avergonzado de decir ‘España’, y decir ‘este país’, o ‘geografía española’. Estar avergonzado de decir’ lengua española’ o ‘español’, y decir ‘castellano’. No sea cosa que me confundan con un facha. Desprecie esta basura progresista. Diga, como Albert Boadella: "Hasta que no me han llamado facha dos o tres veces, no me encuentro bien".
No se arrodille más ante la ‘dictadura políticamente correcta’, vinculada a la hegemonía cultural de la izquierda. Repita conmigo: "Hablo español en España". Con perspectiva de género, por supuesto.
Última hora:
‘PP, Vox y Cs pronuncian sus discursos más duros contra el Gobierno: "Está en riesgo la democracia".
Asociaciones judiciales avisan de que reducir la mayoría para renovar el CGPJ sería "la gota que desborda el vaso institucional".
Más de 190 periodistas denuncian la deriva autoritaria del gobierno de Pedro Sánchez en un manifiesto en el que instan a la ciudadanía a movilizarse.
Vocales del CGPJ llaman "irresponsable" a Sánchez por "socavar la legitimidad" de la Justicia.
¡Nos gobierna una chusma socialista, comunista, golpista y filoetarra!
¡Despierte! ¡No sea tan miserable como ellos! ¡Al menos, no les vote!