Es habitual que las granjas de gallinas ponedoras que no están enjauladas pongan en conocimiento del consumidor este extremo como reclamo. Evidentemente, esto lo hacen porque son conocedores que ello es un factor a favor de su compra. Además del aspecto moral de cara al bienestar animal, también se encuentra el importante hecho de consumir un producto que en buena medida será mejor para el paladar y para el organismo.
La ganadería y la cría de carne de corral intensivas sólo tiene una cosa en la que son ‘mejores’ que la extensiva: el precio final del producto. Dicho de otro modo, si la carne, leche o huevos tuvieran el mismo precio fuera cual fuera su origen, sólo se consumiría la proveniente del sistema extensivo. Lo mismo que si volar con Qatar Airways costara lo mismo que con Ryanair, Michael O’Leary podría cerrar el chiringuito ahora mismo. Ello puede sentar mal a quien tiene su negocio montado en la ganadería intensiva, pero es así. Sentido común.
Y claro, como quien lo ha dicho es el ministro de Consumo, Alberto Garzón, las manifestaciones del sector y las fake news en relación a sus declaraciones no han tardado en llegar. Para empezar, no se le ha escuchado decir que la carne proveniente de la agricultura intensiva sea mala, eso es un bulo del que rápidamente se han aprovechado Partido Popular y Ciudadanos; y, en segundo término, sólo faltaría que un ministro de consumo no fuera consciente de cuáles son los mejores productos. Con ello no se está diciendo que la carne de ganadería intensiva sea mala, sólo que la de ganadería extensiva es mejor y más sostenible.
Lo que sí podría reflexionar el titular del mini ministerio es sobre lo cara que resulta la cesta de la compra si uno sólo quiere adquirir productos de calidad y saludables (y no diremos ya que los trabajadores estén bien remunerados). Siendo de una ideología -el comunismo- a la cual los ricos le dan grima, el ministro debería de saber que este tipo de productos que quiere incentivar tienen un precio en conjunto sólo al alcance de afortunados. Los ganaderos ‘intensivos’ pueden estar tranquilos por mucho que hable Garzón, mientras los sueldos sigan siendo tan exiguos, su carne será la más comprada.