Para empezar, la amistad no existe. Existen los amigos que uno elige y que a su vez nos eligen. Casi siempre decido recordar que es más fácil querer a los ideales que a las personas. Es decir intento des idealizar. Esto me humaniza y me consuela, por no haber querido o podido conservar a personas con las que me he relacionado con cierta confiabilidad en el trayecto de mi vida. Sobre todo aquellos que yo creía que estaban en mis círculos de confianza prioritarios. Me interesan los que han decidido alejarse, aunque me ocupo más de los que he elegido distanciarme. La vida es como el sendero de los caminos que se bifurcan o bien como decía Borges como un laberinto, por los largos y distintos caminos que hay que recorrer para resolverla. Ahora en la Navidad del 2021, reflexiono sobre cómo están mis distintos valores de mi bolsa vital. Es decir para cada Navidad, siempre es como una ITV emocional en la que hago balance de los vínculos que he construido, reconstruido y como no los que he derruido.
Me embarga cierta nostalgia y culpabilidad cuando repaso la lista de personas que se han bajado o echado del tren de mi vida. Con algunas el guión lo tengo claro. Su gloria y mi envidia son los ingredientes de nuestra desvinculación. Con otras comprendo que los ha llevado alejarse. No obstante dejan poso, aunque procuro no perseguirme con ello. Jode pero así es la vida. Ninguna persona ha venido a esta vida a cumplir nuestras expectativas así como nosotros tampoco hemos nacido para cumplir las suyas. El interés une mucho, pero suele ser transitorio. Nosotros mismos nos confundimos con esas amistades a las que damos un estatus que no tienen. Un paciente mío dice que el test de estrés de un amigo es pedirle dinero. “Nunca falla, dice”.
El cemento de un vínculo de amistad es la confianza y el compromiso y eso es un proceso que se va instaurando a lo largo del tiempo. Me ha sido difícil construir una amistad con los que son hijos únicos, con "los raros", con los que no te pasan una, con los que exigen sangre, sudor y lágrimas, con los que me hacen de espejo y me devuelven mis miserias, con los que he puesto en un altar y luego he bajado al sótano, con los que no se comportan con reciprocidad, con los que creen que la amistad es algo urgente o que tiene que ir frecuentemente a las urgencias, con los que me han frustrado, con los que no he sabido estar a las duras y a las maduras, con los que me he comportado como un impostor y un hipócrita ,con los que he despellejado, con los que no trago a su parienta, con los chupópteros a los que había cebado previamente para que me estimaran, con los que padecen un trastorno hijoputatico de la personalidad y lo descubrí tarde , con los que he creado una masiva interdependencia, con los que dejado en la estacada , con los que practican la honestidad radical, con los que abandonado porque no he podido soportar su dolor , con los que he huido antes de hacerme cargo de su necesidad, con los que me reactivan mi complejo de inferioridad etc etc.
Recuerdo con malestar que tuve amigos con los que lo único que compartíamos, era poder verde a otros. Menos mal que al no poder soportarnos la relación duró poco. Como ven mi grado de neurotizacion todavía cotiza al alza y nada de lo que es humano me es ajeno, como dijo Bertrand Russell. El menú está tan variado que ahora entiendo porque me sobran los dedos de mi mano para contar los amigos que ahora he elegido tener. Como dice Cioran “nos confesamos cuando hablamos de los demás “. Me duele el no haber dado otra oportunidad a los que habían sido víctimas de comentarios y rumores negativos y a los que condené sin tener en cuenta las pruebas. Juicio sumarísimo y condena perpetua. Ahora intento poner en práctica el triple filtro socrático, ya saben (valoro la verdad, la utilidad y la bondad, de los que me dicen) Pero bueno todavía conservo cierta dosis de esperanza y consuelo. Una de mis mejores experiencias este año que he elegido vivir, es darme tiempo para rescatar a un viejo amigo, al que nunca tendría que haber perdido y otra, que el tiempo me ha confirmado es que alejarme de otro, fue una gran elección.
Ya saben que no son responsables de la cara que tienen, pero sí de la jeta que pasean.