Investigadores de la Universidad de La Laguna han documentado la recuperación de las comunidades de peces en las coladas del volcán Tajogaite, revelando patrones insólitos en un estudio publicado en Marine Pollution Bulletin. Tras 26 meses de investigación, se ha observado una notable resiliencia en los ecosistemas marinos canarios, con poblaciones de peces que han madurado rápidamente gracias a la cercanía de hábitats no alterados. El estudio destaca la importancia de las larvas en la colonización y sugiere que la prohibición de pesca en la zona ha favorecido esta recuperación. Estos hallazgos son cruciales para futuras políticas de conservación en archipiélagos volcánicos como Canarias.
Investigadores del grupo de investigación de Botánica Marina de la Universidad de La Laguna han llevado a cabo un estudio exhaustivo sobre los cambios en la biodiversidad marina en los deltas del volcán Tajogaite durante sus primeros 26 meses. Este trabajo, publicado recientemente en la revista especializada Marine Pollution Bulletin, pone de manifiesto la notable resiliencia de los ecosistemas marinos canarios tras la erupción.
A lo largo de este periodo, el equipo investigador ha realizado muestreos periódicos mediante censos visuales para analizar las variaciones en la abundancia y tamaño de diversas especies. Para establecer una comparación efectiva, utilizaron como referencia el delta lávico del volcán San Juan (1949), que no fue afectado por la reciente catástrofe. En estudios previos, estos mismos científicos ya habían documentado cómo los peces comenzaron a colonizar rápidamente los nuevos hábitats generados por el volcán.
Desde el inicio del estudio, se observó que, gracias a la proximidad de zonas no alteradas y a la alta movilidad de los peces, las poblaciones marinas se desarrollaron a un ritmo acelerado, superando al crecimiento de otros organismos bentónicos como algas e invertebrados. Los investigadores destacan que tras dos años apenas existen diferencias significativas entre las comunidades de peces en las áreas afectadas y aquellas en condiciones controladas. Las especies predominantes son las mismas en ambas zonas, lo que indica su capacidad para adaptarse a eventos naturales catastróficos comunes en territorios insulares como La Palma.
Los hallazgos también revelan patrones interesantes en la colonización de los arrecifes. Durante los primeros meses, las poblaciones estaban compuestas únicamente por adultos y juveniles que migraron desde áreas externas hacia el nuevo hábitat. Sin embargo, después de esta fase inicial, no se registró un significativo movimiento adicional de adultos o juveniles; el aumento poblacional se debió principalmente a la llegada de larvas desde la columna de agua.
Los expertos señalan que este proceso de incorporación larval no pudo ocurrir antes debido a la escasez inicial de larvas post-erupción. Asimismo, clasificaron a los peces según sus características biológicas y ecológicas, encontrando que las especies sedentarias y territoriales tardaron más tiempo en establecerse en los nuevos deltas lávicos.
Durante este tiempo también se documentaron eventos masivos de reclutamiento, siendo notable el caso del Sparisoma cretense, cuyas poblaciones han mostrado un crecimiento excepcional. Una hipótesis planteada por el estudio sugiere que esta explosión demográfica podría estar relacionada con bajos niveles de depredación durante el primer año, cuando algunos depredadores como el Aulostomus strigosus eran escasos.
No debe pasarse por alto que la pesca ha estado prohibida en la zona debido a una política de exclusión por motivos de seguridad, lo cual puede haber facilitado una recuperación más rápida de ciertas poblaciones con valor pesquero.
Este estudio representa un avance crucial para comprender las sucesiones ecológicas marinas tras erupciones volcánicas y proporciona una base científica sólida para futuras políticas de conservación en archipiélagos volcánicos como Canarias. Su desarrollo ha sido posible gracias al apoyo competitivo obtenido por el equipo dentro del programa Generación de Conocimiento del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, así como al respaldo del Cabildo Insular de La Palma y la Plataforma Oceánica de Canarias.