Se acabó la Liga para la UD Las Palmas, que salda la última jornada con una derrota en su visita al RCD Espanyol (2-0). La tarde se recordará por la enésima polémica de una decisión arbitral y por las buenas sensaciones aportadas por los jugadores de cantera, con los debuts oficiales de los juveniles Arturo Rodríguez y Josito González.
Pese a los múltiples contratiempos (el último de ellos en el calentamiento: Las molestias McBurnie), Las Palmas se presentó en el encuentro ante el Espanyol con animados intentos de abrir el marcador. Antes del minuto 20, el portero local Joan García realizó tres paradas a sendos remates de los amarillos. Dos desde el exterior del área, de Loiodice y Manu Fuster, y otro posterior con remate de cabeza de Juanma Herzog.
El equipo visitante mostró un buen rostro en la primera parte, dinamizando su juego a través del canterano Sergio Viera y zafándose de los intentos rivales con un correcto orden en todas sus líneas.
Dinko Horkas apenas tuvo que intervenir en el primer periodo, etapa en la que su mayor momento de apuro fue un centro chut que desvió a córner en el segundo poste el central Juanma Herzog.
El 0-0 fue el dominante en el primer periodo, con algún intento más de los amarillos cuyos disparos tropezaron con piezas de la defensa del equipo catalán. Quizá el más inquietante fue de Benito, al borde del descanso, tras un rechazo que había cazado en la frontal del área.
Las Palmas volvió a generar peligro en el inicio de la segunda parte, con una espléndida ocasión de Jaime Mata a pase de Januzaj. El delantero llegó a tiempo para rematar y obligar a Joan García a una tapada in extremis. El portero del Espanyol volvía a ser determinante para que el marcador siguiera intacto.
El partido cambió de dirección pasada la hora de juego. Los amarillos se vieron sorprendidos por la concesión de un penalti contra Essugo, que Puado convirtió en el 1-0. Las protestas de los grancanarios de nada sirvieron. En esos instantes el Espanyol recuperaba la posición de permanencia, que consolidó minutos después con el segundo tanto, obra de Pere Milla. Y ya no hubo para más.