¿De qué se ríe Sánchez?

Sánchez salvó sus decretos, pero dejó sola a Yolanda para que se la comieran sus excompañeros. Aquí cada uno negocia lo suyo y lo que le conviene. También es verdad que los negociadores socialistas estaban muy ocupados con lo de Puigdemont, intentando que el suelo de tierra firme de su jefe no temblara demasiado por culpa de un terremoto que tiene su epicentro en Waterloo. En realidad fue un temblor que anuncia el movimiento alocado de las placas tectónicas bajo sus pies.

Esto irá a más, hasta que el volcán acabe reventando por alguna parte. A eso es a lo que llamamos estabilidad, hacer política sobre una caldera de aceite hirviendo. A pesar de todo, el presidente se ríe desde su escaño con las falsas carcajadas de las hienas a las que el león no les permite comer sus desperdicios tranquilas.

¿De qué se ríe Sánchez? Dicen que amenazó a los de Junts con convocar elecciones en junio. No lo creo. Son cosas de Inda y de su periódico mentiroso. ¿Qué ganaría con eso? Lo cierto es que la operación no le ha salido gratis y los independentistas han cosechado una serie de cesiones exclusivas que van a agravar las diferencias con el resto de las autonomías. Esto parece no importarle, pero cada agravio comparativo que se haga con el conjunto de España repercutirá luego en el resultado electoral. Y si no, que pregunte a los barones que perdieron sus feudos el 28 de mayo.

Muchos comentaristas de la prensa no oficial dijeron que estamos en manos de Puigdemont. No es verdad. Estamos en manos de Sánchez. Puigdemont sin Sánchez no es nada. Sánchez es su razón de ser, igual que el perro es el hábitat de la garrapata que le chupará la sangre mientras siga adherida a su pellejo. Algo le ha salido bien abandonando a Yolanda a su suerte. La estrategia de desgaste de lo que tiene a su izquierda le está resultando, comprobando como, poco a poco, se van diluyendo a los ojos de todos. Ojalá el PP fuera tan eficaz con Vox y pudiera quitarse de encima ese lastre incómodo. Pero el PP no es tan listo ni tan habilidoso y cargará con esa rémora que le impedirá gobernar.

Salvado el escollo de ayer nos centraremos en las elecciones gallegas, donde Yolanda quedará fulminada y el BNGA será segundo, en cualquier caso. Volveremos al nunca mais y al no a la guerra, solo que al revés. En su momento se acusaba a Moncloa, y no a la Xunta, de los vertidos, y ahora no se puede acusar a un ministerio de enviar dos fragatas al golfo pérsico. Por eso le decimos a Biden que no vamos al mar Rojo, porque tememos que los pacifistas salgan a la calle a afearnos la conducta.

Este es el panorama después del comprometido pleno de ayer. Hoy dicen en El País que ha habido un exceso de astucia, de resistencia y de baraka, algo imprescindible para triunfar en la ruleta de un casino, pero insuficiente para gobernar a un país. En resumen, si es que se puede hacer un resumen de esta situación, me surge la inevitable pregunta: ¿De qué se ríe Sánchez?