Con pose y contenido perfectamente estudiados, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo, ha aparecido en los medios para anunciar esta semana que el Consejo de Gobierno ha aprobado la fase de preparación del euro digital.
Ahora empieza un viaje que nos llevará a la moneda europea del futuro, afirma Lagarde.
Dice que el dinero en efectivo no desaparecerá y que será opción de cada uno de nosotros la elección entre el cash o el euro digital. No la crean. El dinero en efectivo, fuente de cuasi total anonimidad va a desaparecer. Lo quieren todo trazado.
Recuerden que las monedas sí son anónimas pero los billetes tienen un número de serie que en alguna ocasión ha servido para resolver algún caso de asesinato. Aun así, bendita sea la privacidad que aportan.
Llegados a este punto, conviene contrastar con lo afirmado en su día por Lagarde en un ambiente distendido y sincero. Traigo a colación una intervención de la que les hablé en su día. Me refiero al mensaje de la misma presidenta del Banco Central Europeo el pasado mes de marzo ante unos bromistas que se hicieron pasar por Zelenski, presidente de Ucrania. La videoconferencia está en Youtube y el mensaje verbal y no verbal de Lagarde es clarificador.
Con actitud relajada y sinceridad en el mensaje (recuerden que pensaba que estaba hablando a un presidente) reconoció que con el nuevo euro digital habrá control. Consideraba librar del rastreo a transacciones de importes bajos, entre 200 y 300 euros, pero que aún así es peligroso dejarlas fuera. Para justificar la trazabilidad del movimiento del dinero, aludió a unos atentados terroristas de hace años en Francia. Ese es el motivo para controlar a todos los europeos el resto de nuestras vidas.
Sí, habrá control. Lo recuerdo para quienes piensen que no será así o que da igual lo que nos controlen porque “no tenemos nada que ocultar”.
Yo alzo la voz y afirmo que sí tengo que ocultar. Y mucho. Quiero ocultar mi vida privada. Quiero ocultar a las autoridades europeas si el viernes por la tarde voy al cine y compro una entrada o dos; si voy a la sesión golfa (si es que aún existe) o a la del mediodía. Quiero ocultar si como o ceno ensalada o hamburguesa o si invito por celebrar el cumpleaños de mi hija a sus amigos. Y quiero ocultarlo porque mi vida privada me pertenece a mí y no a Christine Lagarde ni a su equipo de fiscalistas ni legisladores. Quiero ocultarlo porque es una relación asimétrica: si yo no sé qué hacen ellos con su dinero ¿por qué tengo que mostrarles lo que hago con el mío? Estamos asumiendo la presunción de culpabilidad. Todos somos sospechosos porque alguien atentó en Francia hace unos años. Es mentira. La finalidad es tener el control porque nos llevan a un gobierno único y a una moneda mundial.
Recuerden que la creación del euro digital o cualquier CBDC es un paso gigantesco para nuestra pérdida definitiva de libertades.
Lagarde alude a que deben darse prisa en su creación porque no quieren perder la soberanía a costa de gigantes tecnológicos como Meta, Amazon o Google ante una posible emisión de moneda privada. También es mentira. Ya pararon a Facebook (Meta) con su intento de lanzar su moneda digital (Libra / Diem). Lagarde tiene a los reguladores a favor y no dudaría en prohibirlas. Además, quienes dominan estas corporaciones son los que dominan los bancos centrales.
Lagarde también dice que para que la soberanía se la lleve una corporación americana, el Banco Central Europeo quiere seguir manteniéndola. Quiero reflexionar sobre esto.
La soberanía, recuerden, es la autoridad suprema y, en teoría, reside en el pueblo o en los órganos democráticos en los que éste la cede. El sistema político que nos rige es la democracia y ésta consiste en el derecho a elegir a nuestros gobernantes, pero también, y se nos olvida, en controlarlos.
¿Qué pinta el Banco Central en esto? Lagarde está dejando claro que, incluso con el sistema actual, la soberanía de nuestro dinero es de la banca y quieren perpetuarla con el euro digital. Recuerden que la emisión de dinero está basada en la deuda y que, en última instancia, los que pueden emitir dinero-deuda son los bancos.
Todo mensaje de pérdida de libertades va precedido de un mensaje grandilocuente y una excusa loable que es defendible por cualquier persona con sensibilidad. Es la fuerza del Marketing. Todo es por nuestro bien; el famoso bien común.
Esta moneda está justificada para evitar atentados (lo dice Lagarde); la modificación del clima mediante geoingeniería se justifica para atraer o disipar las lluvias según convenga; los 17 objetivos y sus 169 metas de la Agenda 2030 para acabar con la pobreza y el hambre en el mundo y la inoculación experimental sirvió para salvar al mundo de la pandemia pero no hizo desaparecer el virus ni murieron los no inoculados.
Como ha anunciado Lagarde esta semana, empezamos un viaje de la mano de los legisladores ¿Adivinan cómo van a legislar éstos? ¿A favor de nuestras libertades o a favor del control bancario?
Como dice el Coronel Baños, tras estas ideas bonita subyacen ideas de puro dominio mundial.
No cuentes conmigo para este viaje. Me bajo del tren, Christine.