El exministro Ábalos ha comparecido este martes en el Congreso de los Diputados para anunciar que no va a renunciar a su escaño y que dejará el PSOE para pasar al Grupo Mixto, "desde donde defenderé mi honor y las ideas que fundamentaron mi entrada en la política. Se ha mostrado decepcionado ante la respuesta de su partido, del que ha asegurado que "me hubiera gustado recibir su apoyo"
José Luis Ábalos ha recordado que no está acusado de nada y que, por tanto, no tiene necesidad de invocar el principio de presunción de inocencia, “porque no estoy encausado en nada”. "Mi gestión en el caso que se investiga se limitó a conseguir equipos de protección lo más rápidamente posible, lo más económico posible, incluyendo el transporte aéreo, y a aminorar los costes de los intermediarios, que eran obvias porque todo el material venía de china", ha apuntado.
Asimismo, ha recordado que para afrontar la escasez de mascarillas hizo uso de un mecanismo que se puso en marcha en ese momento: "congelar el pago al proveedor hasta que tuviéramos la mercancía recepcionado, cosa que no se ha producido en otras contrataciones". Ello les permitió, según Ábalos, "conseguirlas mucho antes y a mucho mejor precio que otras administraciones. Y pudimos también prestar a otros departamentos que no tenían esos equipos de protección".
"Finalmente he decidido hacer caso a estas últimas porque me debo a las personas que efectivamente me aprecian, que son las que me han transmitido con sinceridad y generosidad el ruego de que siga adelante en la lucha, que no me rinda y que defienda mi honorabilidad", ha añadido.
En su comparecencia, el exministro ha insistido en que no está implicado ni en la querella del 'caso Koldo', ni en el auto del juez que investiga la trama, ni en ninguna otra causa, y que tampoco ha sido citado a declarar como testigo: "No estoy acusado de nada, ni formo parte de la investigación, ni tampoco tengo ningún enriquecimiento ilícito", ha proclamado, subrayando que sus contratos han sido supervisados por el Tribunal de Cuentas.
Según ha explicado, su gestión en esos meses de pandemia se limitó a "conseguir equipos de protección lo más rápidamente posible y lo más económico posible", y en consecuencia "aminorando los costes y las posibles comisiones de los intermediarios".
Y en cuanto a la figura de Koldo García Izaguirre, ha señalado que fue un colaborador que formó parte de su gabinete en el ministerio y que será la Justicia quien resuelva las sanciones que correspondan y si su enriquecimiento es causa de esas actividades o de otra cosa. Pero en todo caso, considera "decepcionantes" y "repudiables" esos comportamientos que se atribuyen a su excolaborador.
Por todo ello, no se ve en la necesidad de invocar el principio de presunción de inocencia y cree que renunciar ahora al escaño "se interpretaría como un signo de culpabilidad" que no asume y que sólo provocaría su "estigma no ya política, sino personal".
Además, ha advertido de que su dimisión ni siquiera serviría como cortafuegos porque "tampoco impediría que dejara de continuar la cacería hacia otras personas que se citan" estos días, en referencia a los titulares de instituciones que contrataron con la trama, como el ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, o los expresidentes de Baleares, Francina Armengol, y de Canarias, el ahora ministro Ángel Víctor Torres.