Nos encontramos con la noticia de que Podemos se va al grupo mixto en el Congreso de los Diputados. Por si no quedaba claro que había utilizado a SUMAR como un caballo de troya ante la evidente pérdida de votantes el 28M, ahora, tras cuatro meses de las elecciones estatales en los cuales ha estado reivindicando de manera continua un ministerio para Irene Montero, aún sin tener claro si la investidura iba a materializarse, sin tener los votos del resto de los grupos políticos que representan a España para configurar gobierno, como todas sabemos ellas ya estaban voz en grito solicitando lo único que les importaba tener, la herramienta para seguir destruyendo el movimiento feminista de este país.
Del verbo destruir hace tiempo que va la cosa. Y es que en la izquierda española tenemos a los que trabajan para matar cualquier opción que no sea la de ellos, y aquí hablo en masculino porque es una práctica patriarcal. Estos señores que aprovechan ese “pensamiento crítico”, y lo pongo entre comillas, porque creo que está sobrevalorado dentro de la izquierda como identidad de supremacía intelectual masculina y que realmente se utiliza para estar y posicionar a una parte de la población en contra de todo. Esa parte de la población que se considera superior y por ello anarca, que decide no ir a votar porque “esto de la política es muy sucio y no vamos a cambiar nada con esta gente”, “es que son todos iguales”. Es el mensaje que se traslada, se fortalece y arraiga en un alto porcentaje de votos que pueden ser decisorios. En definitiva, se hace un llamamiento a que siga gobernando la derecha: ellos y ellas sí van a ir a votar y tienen clara la importancia del resultado de las urnas. Abiertamente estoy acusando a Podemos de trabajar para que la derecha gobierne en este país.
Si analizamos cómo cala en la gente el mensaje de “todas aquellas personas que están en política son iguales y están trabajando para los lobbies o las oligarquías económicas” nos damos cuenta de que es un mensaje de llamamiento a no votar, a que no voten precisamente las personas que desean que este sistema político global dé un giro y ponga en el centro la vida y el respeto a nuestro planeta. Precisamente se hace llamamiento a no votar a quienes trabajan en la defensa del territorio, de las desigualdades y son conocedoras de la necesidad urgente de cambio en la forma de gestionar recursos y aplicar políticas sociales, económicas, territoriales que velen por el bien común. Estos mensajes afectan directamente a aquellas personas que tienen pensamiento de izquierda y o bien dejan de votar, o como hemos podido observar, han destinado su voto a la ultraderecha.
Creo firmemente que el principal incitador a que desaparezca la izquierda de este país es Pablo Iglesias. Quien se ha considerado a sí mismo más allá de un líder: un Mesías dueño de la verdad absoluta. Un ente superior que cuando la política se hace desde una perspectiva que él no controla fácticamente, aunque sean políticas para el beneficio de la mayor parte de la población, y que no es que lo diga yo, sino que hay evidencias de cómo ha mejorado la situación de los y las españolas en este país en los últimos años, este señor interpreta que se está yendo en contra de él. Si bien el Mesías se ha rodeado explícitamente de mujeres a las que utiliza, mujeres que se están dejando utilizar, para que la imagen que se transmite, cree contradicción con lo que se espera de un machista, sí que lo es. Pablo Iglesias utiliza a las mujeres de su partido de la misma manera que se utiliza a las esposas en El Cuento de la Criada de Margaret Atwood: cómplices, consentidoras y hacedoras, trabajadoras por y para el sistema patriarcal. Está claro que este señor es un artista de la manipulación, una vez que consiguió destruir y quebrar el movimiento feminista en España ahora va a quebrar la unión de la izquierda en este país.
Pablo Iglesias, morirá matando y siendo un hombre blanco lleno de privilegios. Pasará a la historia como el destructor del bipartidismo en España aunque realmente sea el causante de la fragmentación del feminismo y de la izquierda de este país. Actúa precisamente como ha criticado, vamos que hace lo contrario de lo que dice. Además proyecta sus acciones en las demás y con esos manejos de cualquier psicópata narcisista de a pie, mantiene su liderazgo, en un partido del que ya no es parte. Un partido que aún se alimenta de quienes soñaron que era posible y le dieron crédito sin límites. Hay que reconocer que queda algo de militancia en Podemos y entender las dificultades que existen en la aceptación de que te están engañando: renunciar a Podemos es igual que salir de una relación tóxica de pareja en la cual has invertido tu tiempo, ilusiones, dinero, salud, parte de tu vida; es salir de un engaño difícil de asumir.
Por ello es importante entender que el mensaje que transmiten desde este partido político de “atacamos a Sumar porque nos estamos defendiendo” es exactamente el mismo que tiene un asesino, un agresor machista. La violencia ejercida por parte del Mesías Pablo Iglesias y de sus discípulas sobre Yolanda Díaz es atroz, un ejemplo de la normalización del machismo en su máxima expresión. Te asesino y después me suicido, pero tú, no vas a quedar con vida sin mí. Es un vamos a morir matando o vamos a matar muriendo.
Es tremendamente espeluznante y vomitivo lo que se está haciendo sin escrúpulos delante de millones de espectadores y espectadoras, de verdad, me pregunto si en este país fallan las políticas de prevención de la violencia machista. Por lo que aquí denuncio podemos concluir que falla el sistema, ese mismo que observa la situación que estoy explicando sin ver el trasfondo de violencia política machista que conlleva. Recién estamos saliendo del 25N, fecha en que las protestas se han automatizado y de forma mecánica salimos con los mismos gritos y reivindicaciones para sentir que hacemos algo para cambiar esta sociedad. Sin embargo, a la semana siguiente la realidad pone en evidencia que las acciones sirven tan solo para desahogar y se plasma en nuevos asesinatos, cada uno de ellos conlleva una crueldad inmensa, sin límites.
La principal violencia que hay que erradicar es la institucional porque toda violencia amparada hacia nosotras por los gobiernos es parte principal de las causas de que sigamos siendo objeto de agresiones. Si “Papá Estado" lo permite, lo ejecuta, lo evidencia de múltiples formas como puede ser, permitiendo la brecha salarial, no dotando en recursos humanos y materiales las áreas destinadas a la atención a prevención y víctimas de violencias machista, esto se revierte un doble mal trato a las mujeres directa e indirectamente. Y hay que evidenciar que la revictimización es una de las consecuencias psicoemocionales que genera un daño irreversible en muchos casos para la mujer, que si bien ha podido sobrevivir a la relación de maltrato, habrá que analizar y obtener datos de en qué situación queda, económica, social y psicoemocionalmente tras pasar por el sistema que presuntamente nos protege.
Concluyo denunciando que Podemos, con su Mesías en la (No) cabeza, es parte de estas violencias ejercidas hacia las mujeres. Tenemos el ejemplo en la actualidad política. Esa crueldad es la de morir matando, matar muriendo amparada políticamente e institucionalmente en este país, justo lo que está ejecutando Podemos con Sumar, Pablo Iglesias con Yolanda Díaz.