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No repetir el error

martes 17 de noviembre de 2020, 06:00h

Parece que los algunos de los indicadores epidemiológicos de la pandemia de covid 19 están mejorando sostenidamente en las últimas semanas, al menos en algunas comunidades españolas y los gobiernos de muchas comunidades y el propio gobierno central están pensando en iniciar lo que denominan “la desescalada” de la segunda ola de la pandemia.

Todo indica que se estaría intentando llegar a la campaña de Navidad en condiciones de suficiente relajación de las medidas de aislamiento social que permitan una mejora de la actividad económica, lúdica, cultural y de celebración de las fiestas.

Convendría no repetir el error de la desescalada de junio. No debería olvidarse que estamos en plena segunda ola de la pandemia mucho antes de lo esperado y que este adelanto se ha debido a que se desescaló demasiado deprisa y no se aprovechó el periodo estival para mejorar la infraestructura sanitaria y prepararla para esta segunda ola, sobre todo en la capacidad de realizar pruebas masivas y en el sistema de rastreo de contactos.

En ningún sitio está escrito que no se pueda producir en invierno una tercera ola de la pandemia, de hecho lo más probable es que ocurra y la gravedad de la misma dependerá, por supuesto, de las características intrínsecas del virus y de su dinámica de diseminación, pero también de como gestionemos esta segunda desescalada y de cómo preparemos al sistema sanitario.

Al punto al que hemos llegado, según la opinión de muchos expertos epidemiólogos, el sistema de rastreo de contactos no va ya a ser muy eficaz, excepto si se dedican unos recursos humanos realmente desmesurados y se implementa de forma obligatoria la aplicación para móviles que permite detectar todos los posibles contactos de un positivo. Pero nuestros criterios éticos y democráticos de respeto a la libertad y a la intimidad personales son contrarios a la imposición coactiva de la instalación de dicha aplicación. En ese contexto, los expertos están favoreciendo la realización masiva de pruebas rápidas de antígeno como el método probablemente más eficaz para la detección portadores asintomáticos.

También es muy importante no lanzar las campanas al vuelo con el tema de las vacunas. Se debería hacer una campaña proactiva muy insistente de información a todos los ciudadanos, dejando claro que las vacunas cuando lleguen y ya se verá cuándo llegarán, no serán la solución milagrosa que permitirá volver a nuestra vida anterior a la pandemia en un plis plas.

Incluso cuando llegue alguna vacuna efectiva, se tardará en disponer de dosis suficientes para inmunizar a un porcentaje de población que permita empezar a conseguir la inmunidad de grupo y, por tanto, será de la mayor importancia mantener las medidas de protección y aislamiento personal mientras no se alcance dicha inmunidad.

Ahora mismo con la pandemia semidescontrolada asistimos atónitos a las noticias que aparecen cada día en los medios de comunicación, de fiestas privadas clandestinas donde se reúnen sin ninguna medida de seguridad decenas de personas. Son comportamientos insensatos, arriesgados e insolidarios y demuestran que la nómina de majaderos, necios y mentecatos es, por desgracia, muy amplia en nuestro país. Si se crea una falsa sensación de seguridad cuando llegue una vacuna, con tanto tarado subnormal el desastre estará servido.

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