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Alto Karabaj

martes 06 de octubre de 2020, 06:00h

Ya se ha puesto en marcha otra guerra consecuencia de un conflicto enquistado y no resuelto desde hace décadas. La ruptura de hostilidades entre Azerbaiyán y Armenia por la autoproclamada república de Arstaj, que es el nombre en armenio de la región del Alto Karabaj, puede suponer un nuevo episodio de limpieza étnica que genere decenas de miles de desplazados y refugiados.

El Alto Karabaj es un enclave de población armenia en territorio de Azerbaiyán. Está separado de Armenia al oeste por una franja de territorio de población azerbaiyana denominada corredor de Lachin, que está ocupado en la actualidad por la secesionista república de Arstaj, lo que garantiza la continuidad territorial con Armenia.

El problema del Alto Karabaj y las hostilidades que genera entre Armenia y Azerbaiyán vienen de muy antiguo. Se trata de un territorio poblado por armenios desde hace miles de años que durante el dominio otomano primero y ruso después se mantuvo administrativamente separado del territorio armenio principal. Con la caída del Imperio Ruso en 1918 Armenia y Azerbaiyán se independizaron y el Alto Karabaj ya fue motivo de disputa, que provocó serios enfrentamientos y masacres mutuas. El conflicto acabó con la absorción de ambos países por la Unión Soviética, convertidas en sendas repúblicas socialistas soviéticas. Para conseguir rebajar la tensión la Unión Soviética convirtió el Alto Karabaj en una provincia autónoma dentro de Azerbaiyán y el férreo control del aparato soviético hizo que se mantuviera el “statu quo” hasta su hundimiento en 1991.

Con el fin de la Unión Soviética y la independencia de ambos países resurgió el problema del Alto Karabaj y se produjo un nuevo enfrentamiento armado en el que los armenios con el apoyo de Rusia derrotaron al ejército azerbaiyano y ocuparon además la franja de Lachin al oeste, que une el territorio a Armenia y algún otro territorio de Azerbaiyán al este, lo que tuvo como consecuencia el desplazamiento masivo de la población azerbaiyana de esos territorios, unas ciento cincuenta mil personas. También se produjo una expulsión de forzosa de las poblaciones de varios pequeños enclaves de ambas naciones y también se produjeron masacres vergonzosas de azerbaiyanos en el Alto Karabaj y de armenios que vivían en otras zonas de Azarbaiyán.

Los armenios del Alto Karabaj celebraron un referéndum y declararon la independencia de la república de Arstaj, que no ha sido reconocida más que por Armenia y algunos otros territorios secesionistas de repúblicas exsoviéticas, como Abjasia, Osetia del Sur y Transnistria. La comunidad internacional sigue considerando el Alteo Karabaj como territorio legalmente azerbaiyano.

Con la intención de intentar lograr una solución pacífica al conflicto se creó un grupo formado por Estados Unidos, Francia y Rusia que ha intentado sin mucho empeño y con escaso éxito sentar a las partes a una mesa de negociación. La situación se ha ido enquistando por la intransigencia de las partes y por la desconfianza de Azerbaiyán respecto del papel de Rusia, que consideran que es parcial en favor de Armenia. Es cierto que Rusia posee una muy importante base militar en Armenia y que este país pertenece a la Unión Euroasiática, la organización internacional promovida por Rusia para restituir su influencia sobre los territorios que formaban parte la Unión Soviética y tiene un acuerdo de defensa mutua en caso de ataque de un tercer país.

La situación ha reventado súbitamente en estos últimos días con un ataque masivo del ejército azerbaiyano contra los territorios ocupados por los armenios. Azerbaiyán ha estado incrementando enormemente su presupuesto militar y pertrechando a su ejército con el objetivo indisimulado de recuperar todos los territorios perdidos, incluyendo el Alto Karabaj. Tiene el apoyo explícito de Turquía con Erdogán siguiendo su política de potencia regional hegemónica y de apadrinamiento de las repúblicas turcas del Cáucaso y de Asia central. No hay que olvidar que los azerbaiyanos son un pueblo de etnia turca, musulmanes y que hablan un idioma del grupo de las lenguas turcas, mientras que los armenios son un pueblo indoeuropeo y cristiano y un enemigo tradicional de los turcos, que ya cometieron un genocidio sistemático contra ellos durante la Primera Guerra Mundial y en los primeros años tras la desaparición del imperio otomano.

Con un ejército azerbaiyano muy reforzado y apoyado por Turquía y mercenarios sirios enviados por Erdogán, la situación no parece muy halagüeña para los armenios. El grupo internacional para el Alto Karabaj se está limitando a pedir una alto el fuego e inicio de conversaciones, lo que no parece que vaya a disuadir a Azerbaiyán de continuar con la ofensiva. Por desgracia para los armenios del Alto Karabaj su territorio no tiene especial interés estratégico ni recursos naturales que despierten el interés de las grandes potencias.

Ni siquiera Rusia parece interesada en intervenir en favor de los armenios. En el caso de los conflictos de Abjasia y Osetia del Sur con Georgia, Rusia sí tenía intereses, ya que ambos el control de ambos territorios le garantiza el control sobre los pasos occidental y central entre la cis y la transcaucasia, pero el Alto Karabaj carece de relevancia estratégica. Al no ser oficialmente territorio armenio, mientras las hostilidades se circunscriban al territorio legalmente azerbaiyano, Rusia no está obligada por el tratado de mutua defensa con Armenia.

La consecuencia más probable será la derrota de los armenios de Arstaj y una indudable limpieza étnica posterior que supondrá la expulsión de más de cien mil personas, probablemente hacia el territorio de Armenia y significará la desaparición de los armenios y su cultura de un territorio en el que han vivido en los últimos tres mil años. Después de la independencia de la Unión Soviética, ya se ha venido produciendo en Azerbaiyán una destrucción sistemática de monumentos armenios cristianos, sobre todo monasterios y ermitas, lo que puede llegar al paroxismo en el territorio del Alto Karabaj, ya que será difícil que el gobierno azerbaiyano se resista a la tentación borrar todo vestigio de la presencia milenaria de los armenios.

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