Muchas de mis reflexiones en este diario sobre bitcoin generan relativamente poco interés entre gran parte de los lectores porque según me dicen es un mundo difícil de entender y eso lo hace aburrido. Les doy la razón en lo primero pero cuando se entiende el funcionamiento y sus posibilidades para cambiar el mundo dista de ser aburrido. A mí es un mundo que me fascina por los cambios que puede suponer para la Economía y el Derecho del futuro. Pero, además, tiene todos los ingredientes para hacer una serie de televisión: ingentes cantidades de dinero en juego, luchas de poder, fraudes (demasiadas estafas, hasta el punto de hacer ver que la miseria humana por conseguir dinero no tiene límites), intereses, muertes en extrañas circunstancias de personajes clave, juicios, patentes, un inventor bajo un pseudónimo, varias personas que proclaman ser el creador de todo este tinglado, mentiras, gobiernos y bancos en contra y élites financieras en la sombra intentando poner freno a aquello que puede restarles un poder acumulado durante generaciones.
En pocos meses saldrá la sentencia del juicio que está teniendo lugar en Florida sobre un presunto robo de medio millón de los primeros bitcoins que vieron la luz, por parte de quien dice ser el creador a su ayudante, muerto hace unos años. El hermano del fallecido reclama la mitad del millón de bitcoins, valorados en la friolera de 4 mil millones de euros.
En juego hay muchos intereses. El más importante, aunque no forma parte del petitum del demandante es demostrar que Craig Wright, el demandado, fue quien inventó bitcoin. Craig tiene una horda de enemigos que no cesa en decir que es un mentiroso. Las repercusiones de conocer quien se encuentra tras el pseudónimo del creador de bitcoin pueden ser enormes.
Hasta ahora se ha penalizado todo lo que tiene que ver con Craig. Se ha retirado de la mayoría de los exchanges (casas de cambio) su moneda digital, BSV – Bitcoin Satoshi Vision, sin más argumento que el de decir que ese señor es un fraude, obviando la parte técnica que sigue a rajatabla el deseo del creador, plasmada en el whitepaper original. Solo por volver a tener mayor presencia en los mercados tendría un efecto positivo en el precio de BSV. Es la sexta moneda por volumen de capitalización y está privada de exposición a los inversores en la mayoría de los principales exchanges. Por ejemplo, Coinbase, el exchange más conocido, que se postula para cotizar en la Bolsa de Nueva York, no ha introducido BSV dentro de su cartera de activos mientras que permite la compraventa de muchos otros, mucho más insignificantes en cuanto a capitalización ¿Qué casa de cambio que se precie renunciaría a tener la moneda de quien inventó todo este sistema?
Las continuas difamaciones sobre Craig, cara visible de BSV, no hacen más que enturbiar un proyecto sólido y mejor posicionado para la adopción masiva, que el resto. Mucha gente no llega a conocer qué hay detrás de BSV porque se queda con la cantinela que los detractores desean contar sobre la persona de Craig Wright.
Recientemente ha declarado en juicio el tío de Craig, un señor de ochenta años, antiguo comandante del ejército del aire con más de 750 personas a su cargo. Su nombre es Donald Joseph Lynam.
Este señor habla de la relación de su sobrino, Craig Wright, con su abuelo, padre del Sr. Lynam. Abuelo y nieto mantuvieron una relación muy estrecha, motivada por la ausencia del padre en la vida del pequeño. El abuelo era experto en señales de radio y trabajó para la Inteligencia de las Fuerzas Aliadas en la II Guerra Mundial. Además fue un experto en criptología y hablaba múltiples lenguas. El pequeño Craig le admiraba y prefería estar aprendiendo de él que jugando con sus hermanas. El abuelo de Craig despachaba durante la contienda con el número dos del General Mc Arthur y ayudó a descifrar el código de ataque encriptado que empleaban los japoneses, a quienes estudió bien, contra las fuerzas aliadas. Este hecho permitió la victoria en la batalla del Mar de Coral. Fue la versión australiana de Alan Turing quien, al descifrar Enigma, facilitó la derrota de los alemanes en la misma contienda.
Según el tío de Craig, el abuelo introdujo a su nieto en las costumbres japonesas, admirado por las historias que contaba, aprendidas durante la II Guerra Mundial. Como resultado, el pequeño tenía su habitación llena de katanas, espadas japonesas y se vestía de samurái. Además del amor por todo lo japonés, el abuelo también le inculcó su amor por la criptología y las matemáticas.
Costumbres japonesas, pasión por las matemáticas y la criptología, ganas de cambiar el mundo, pasión por aprender nuevos conocimientos, …, los ingredientes perfectos para que el pequeño Craig se enfrascara en una criptomoneda bajo un pseudónimo japonés.
El Sr. Lynam asegura que recibió de su sobrino, para conocer su opinión, una copia del whitepaper de bitcoin entre 2007 y mediados de 2008. Hay que recordar que este documento vio la luz meses después, en noviembre de ese año. Fue el inicio del mundo cripto que hoy conocemos. El Sr. Lynam encontró que esa versión inicial tenía un lenguaje técnicamente complicado y escrito con un inglés muy pobre aunque no se atrevió a decírselo a su sobrino.
Craig Wright tiene Asperger y su tío afirma que su cerebro funciona como una máquina y muestra dificultades sociales, excepto cuando se relacionaba con su abuelo, momento en el que “hacía boom”. Tiene un gran respeto por su sobrino por considerarle una persona honorable y honesta. La palabra “honesto” aparece 15 veces en el whitepaper.
Los detractores pueden decir que Craig Wright es un mentiroso. Que programadores y empresarios relacionados con los inicios de bitcoin, que aseguran que han visto pruebas irrefutables de que Craig es el inventor de bitcoin, están mintiendo. Que no es indicio de nada que sus hermanas afirmen que su hermano, desde muy pequeño admiraba de manera exagerada la cultura japonesa y que, para llamar su atención, se vestía de samurái. O que afirmase, desde una edad muy temprana, que iba a crear algo que mejoraría el mundo.
Pero pensar que un octogenario con la vida resuelta, casado hace 58 años con su mujer de siempre, con pasado militar, hijo de un servidor de los Aliados en la II Guerra Mundial amante de la criptología y las matemáticas, ... se haya inventado esa historia y esté mintiendo ante un tribunal con el riesgo de ir a prisión, perdiéndose disfrutar de sus preciosas nietas, es difícil de creer.
Al final la navaja de Ockham se impondrá y las evidencias pronto serán demostración de que Craig Wright es Satoshi Nakamoto.