Decía Sófocles que “una mentira nunca vive para llegar a vieja”; y mucho menos, la mentira que procede del poder político; la mentira es la forma más cobarde y simple de autodefensa y Rajoy es un verdadero artista en el tema. Pocos ciudadanos dudamos, excepto los parlamentarios del PP que le aplauden “a rabiar”, que el Presidente Rajoy, en sus comparecencias en el Parlamento, ante los medios de comunicación, en sus intervenciones públicas, miente, miente más que respira.
El propio Rajoy respondió con un “no” rotundo a la pregunta parlamentaria de si debería dimitir por mentir a la Cámara. ¡Qué diferencia con los países con más historia democrática, en los que mentir en sede parlamentaria es un delito que conlleva consecuencias políticas como, por ejemplo en los Estados Unidos!, recordemos el “caso Nixon”.
Rajoy ha perdido ese celo mínimo que consiste en que, cuando se miente, o se simula, para que no le consideren a uno un caradura, se intenta simular, disfrazar la verdad con astucia. El ya ni se molesta en eso. Nos toma por tontos, siempre nos tomó por tontos, pero ahora ya ni siquiera se respeta a sí mismo.
El embustero de Rajoy, entre las promesas electorales que hizo con ocasión de las elecciones generales del día 20 de noviembre del año 2011 fue: “Le voy a meter la tijera a todo salvo a las pensiones públicas, a la sanidad y a la educación”.
De hecho, tanto Rajoy, ya presidente, como otros miembros de su gabinete se fueron apostando públicamente y en numerosas ocasiones a lo largo de todo el año 2012 por la compensación a los pensionistas, afirmando que la revalorización de las pensiones era la “única línea roja” que no estaban dispuestos a cruzar en aras a la austeridad.
La última ocasión en que con más rotundidad Mariano Rajoy se pronunció sobre el tema de las pensiones fue en la entrevista que concedió a TVE (la primera que concedió a una televisión desde su acceso a La Moncloa) el día 10 de septiembre del año 2012. “Si algo no tocaré, serán las pensiones, porque es el más indefenso y no tiene una segunda oportunidad”, y “por eso, es la única partida del presupuesto que no he tocado ni pienso tocar en los próximos tres años”, señaló entonces.
También la vicepresidenta y portavoz del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, señaló el día 25 de septiembre de 2012 en una entrevista con la cadena SER que lo último que se debía tocar eran las pensiones y aseguró tajante: “Las pensiones se van a subir y se ajustarán a la subida de la vida”.
Dos meses después de llenarse la boca diciendo que no tocaría las pensiones, el Gobierno rompió, el día 30 de noviembre de 2012, con la última gran promesa electoral que en materia económica le quedaba por incumplir al anunciar que no revalorizaría las pensiones de acuerdo al Índice de Precios al Consumo (IPC). La actualización de las pensiones fue una de las claves más importantes del programa electoral con el que el Partido Popular había concurrido y ganado las elecciones del 20 de noviembre del año 2011. El año 2011, nada más llegar al poder, el Ejecutivo conservador decretó una subida del 1% de las pensiones para 2012. Entonces, Rajoy reprochó agriamente al Ejecutivo saliente de José Luis Rodríguez Zapatero que hubiera incumplido la ley en vigor de actualización automática de las pensiones de acuerdo a la subida de precios, al congelar las pensiones en 2011.
Para terminar de incumplir y ahogar económicamente a los pensionistas y jubilados, el Gobierno aprobó, engaño sobre engaño, el 20 de abril del año 2012 el copago farmacéutico en función de la renta de los ciudadanos, incluidos los pensionistas que, con carácter general, pagan ahora el 10% del precio de las medicinas con un tope de entre 8 y 18 euros. Otra vuelta de tuerca a la precaria situación de los pensionistas y jubilados españoles.
Si miente y le siguen votando, ¿por qué dejar de mentir? ¡El problema es que los votantes tragamos!