Viernes 14 de julio, es el úlltimo encierro de San Fermín de este año y con toro de Miura. Como vasca que soy, tuve la fortuna de verlos y vivirlos desde pequeñita cada año, ya que mi familia tenía una casa en Navarra y era una tradición para nosotros ir a verlos. A mi padre le encantaban y más de una vez estuve en la cuesta de Estafeta, viviendo la emoción de los toros.
Soy consciente de la polémica que suscita este tema para aquellas personas que defienden los beneficios de los toros y los entiendo. No obstante hoy me gustaría hacer ver la emoción que se siente con una tradición así, sin entrar en polémicas mayores.
Padres e hijos han compartido momentos entrañables viendo los encierros, como yo hacía con mi padre, algunos de ellos corriendo juntos, mientras la adrenalina recorría todo su cuerpo.
Eses momento era y sigue siendo un punto de unión entre 2 y hasta 3 generaciones, un lugar de encuentro para dejar a un lado las disputas familiares y disfrutar juntos de un momento entreñable.
En ese instante solamente se piensa en sobreviir y lso corredores vuelven a recuperar sus instintos más primitivos, como cuando estábamos en la prehistoria y sobrevivir ante los leones, era uno de nuestros mayores retos.
Hoy en día, en nuestra vida cotidiana, seguimos rodeados de leones y toros, no obstante, no llevan cuernos físicamente, y sin embargo, nos cornean más duramente que lo hacían antaño y en ningún caso nos dan un chute de energía emotiva y dejan heridas más profundas en nuestros corazones.
Esta es una fiesta llena de alegría, aunque a veces plagada de inconsciencia entre los corredores, que no asumen las normas del encierro, como el "no tocar al toro" y parecen tener la necesidad de hacerlo sin darse cuenta que, en su falta de disciplina, pueden conseguir que el toro pierda la perspectiva y la alegría puede acabar en tragedia.
Una celebración cargada de polémica, no obstante, también de emotividad, de buenos momentos y de mucha energía positiva.
Desde mi punto de vista, una tradición muchas veces pasada de padres a hijos, muy entreñable y que no debería de perderse, ya que quedan pocas celebraciones que tengan una conexión tan fuerte entrer los miembros de la familia como esta.
Intento verlo con estos hijos y tal vez, entonces, puedan apreciar la belleza del evento.
Yo, en próximo año, sería viviéndolo hayá donde esté.