No es una elegía porque en este escrito no hay dolor ni sentimiento de pena por la muerte del Comandante y tampoco es un obituario debido a que ya es una noticia conocida.
Es simplemente un breve comentario y un análisis de las opiniones que he leído en relación a la muerte del Comandante; Fidel Castro pasará a la historia del siglo XX como el revolucionario que derrocó a un tirano y que se convirtió, asimismo, en un tirano. Las vulneraciones de los derechos humanos fueron tantas y tan graves que cuando leo declaraciones de pesar por su pérdida se me hiela la sangre. Asesinó, persiguió por ideas políticas, robó al pueblo cubano, encarceló a los que no pensaban como él y les llamó malos patriotas, prohibió la libertad de expresión y prensa entre otras muchas atrocidades.
Fidel Castro fue un tirano en toda regla que para culminar su obra puso a su hermano, a modo de monarquía, en el trono de la perla del Caribe. Pero eso no cuenta para Podemos.
Todo ello es sabido aunque no haya sido juzgado por ningún tribunal cubano ni internacional, cualquiera se atreve. Sigo creyendo en la presunción de inocencia, la que el no tuvo con sus ciudadanos. Me conformo con que le juzgue la Historia.
Lo que he leído estos últimos días sobre el fallecimiento del Comandante de la revolución me ha impresionado por el cinismo de muchos comentarios y porque muchos de ellos, en una visión romántica de la realidad, alababan a su líder espiritual. No hay nada romántico en matar, perseguir, oprimir…
Muchos de esos comentaristas escribieron, con un odio para mi inexplicable, comentarios indecentes sobre Rita Barberá. Entre ellos algún miembro de las fuerzas de seguridad. La Senadora Barberá, hasta donde yo sé, estaba investigada por blanqueo de capitales, concretamente mil euros; no robó nada al pueblo valenciano ni se le acusa de ninguna decisión injusta a sabiendas. Solo mil euros y he tenido que leer “que se pudra dónde está”, y no fue condenada, ni juzgada, ni acusada, incluso los suyos la repudiaron como una leprosa cuando en realidad era una cardiópata que como dijo su cuñado, murió de pena. Pero de esos que señalo del Comandante ni una palabra de crítica, al contrario admiración, eso sí desde la comodidad y bienestar de España y no desde la miseria y represión de Cuba.
No puedo evitar felicitar al Alcalde de Valencia y al Presidente y Vicepresidente de la Generalitat de Valencia que estuvieron a la altura de las circunstancias y canalizaron el dolor de los valencianos, que envidia de gobernantes.
Por último citar al Comandante Castro: “Revolución o muerte, venceremos”; de momento ha vencido la muerte y espero que el pueblo cubano se libere del yugo y de las cadenas que le impuso Castro que al final no ha resultado ser más que otro dictador que muere en la cama. De entrañable viejecito nada. Que pasen un buen día