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El PSOE como garante de estabilidad democrática

jueves 06 de octubre de 2016, 05:00h

Tras el enésimo espectáculo bochornoso que protagonizan los socialistas, está siendo recurrente la argumentación de que el PSOE es un partido con sentido de Estado, imprescindible para la nación y esencial para su estabilidad democrática. Una especie de muro contra la extrema izquierda y garante de la centralidad en la política española. Nada más lejos de la realidad. Nunca lo ha sido.

No entraré en detalles históricos de la secular traición a España del partido fundado por otro Pablo Iglesias. Lo de provocar crisis es algo innato en el PSOE. La más grave la protagonizaron cuando perdieron las elecciones de 1933, orquestaron el golpe de Estado contra la República en 1934, flanqueado por los golpistas de ERC en Cataluña, y llevándonos a aquella cruenta guerra civil que sufrimos todos los españoles.

Si alguna vez el PSOE se aproximó a la centralidad política en los últimos cuarenta años quedó dinamitada tras el asedio en plena jornada de reflexión a las sedes del PP el 13 y 14 de Marzo de 2004 y los dos mandatos de Zapatero, que llevó al PSOE a unas cotas de radicalismo sectario incompatibles con un partido socialdemócrata moderno. Sus políticas de confrontación, su complicidad y colaboración con los separatistas y su rendición blanqueadora ante ETA, han sido las políticas de los últimos años del partido socialista, junto a la ruina económica en la que dejó al país (algo habitual cuando gobierna). Pero sólo tenemos que retroceder algunos años para recordar cuál era el “alto sentido de Estado” de aquellos líderes del puño y la rosa cuando celebraron “100 años de honradez”: La corrupción institucionalizada (KIO, Rumasa, IBERCORP, Banco de España, BOE, PSV, Fondos Reservados, el caso CESID, el inicio de los ERE, Roldán,…), los GAL, las cesiones a los nacionalistas, el sobredimensionamiento de la administración pública, el intervencionismo económico, el paro desbocado, la presión fiscal, la inseguridad jurídica, y el entierro de la independencia judicial: “Montesquieu ha muerto”, celebró Alfonso Guerra junto a ese recuperado “estadista” llamado Felipe González.

El felipismo y su sectarismo creciente al enfrentarse al PP de Aznar fue el causante de unas bases cada vez más radicalizadas que desembocaron en Zapatero, quien supuso el perfeccionamiento ideológico izquierdista al que Felipe González no había llegado. Estrenado con la violencia callejera, al más puro estilo de 1931, tras el atentado del 11-M, ZP se instaló en La Moncloa decidido a acabar con la Transición y volver al guerracivilismo como elemento legitimador de su historia.

En este breve repaso a las aportaciones históricas que el PSOE ha hecho a la nación española y a su estabilidad democrática llegamos a Pedro Sánchez, un personaje mediocre e insulso, que ha pretendido llevar el PSOE a la izquierda aún más radical. Pero, para su desgracia, ese espacio ya lo ha ocupado la formación del otro Pablo Iglesias y su tropa liberticida, con quien había acordado un gobierno de Frente Popular con los separatistas. Es este motivo, y no otro, el que ha llevado a los llamados “críticos” a forzar la salida del amigo de Iceta. Pero no porque les preocupe el fin de España que suponía ese acuerdo con los extremistas sino porque suponía la desaparición del PSOE como maquinaria de poder y mangoneo, ya muy decaída ante su disolución como partido nacional. El ejemplo más claro: La separatista Armengol, defensora de Sánchez y presidenta de Baleares (por este orden) gracias a las siglas de un PSOE que en sus manos ha acabado siendo un PSIB apéndice del PSC.

Sin ser de izquierdas, pero defendiendo la sociedad abierta, creo necesario que los votantes socialdemócratas cuenten con una formación política moderna y moderada que, esta sí, proporcione estabilidad democrática a través de una visión de Estado que esté por encima de intereses personales y partidistas. Desconozco si ahora tendrán su oportunidad. En los próximos días sabremos qué línea se impone en el PSOE, y si éste es capaz de recuperarse de esta crisis. Sea como fuere, tienen merecido lo que les ocurre, por el sectarismo y falta de escrúpulos del que han hecho gala a lo largo de la historia, perjudicando gravemente a España.

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