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¿Por qué Carlos Alonso nos sigue tomando el pelo?

jueves 01 de septiembre de 2016, 13:54h

Este Carlos Alonso no deja de sorprender en su ventajismo y el afán de privatizar que le caracteriza. Su última ocurrencia nos va a arrebatar a los canarios la posibilidad de disfrutar de uno de nuestros más emblemáticos parajes, Punta de Teno.

Aprovechando el desprendimiento que tuvo lugar hace pocas semanas, debido en gran parte a la inacción del Cabildo en la conservación y mantenimiento de la zona, el listo de Carlos ha cogido el toro por los cuernos y, en aras del interés general, limitará el acceso a Teno, pudiendo visitarlo... ¿cómo?. En transporte privado, ¡cómo no!. Con la grandísima cara dura de proponer que en principio sea TITSA la que realice el servicio para luego traspasarlo a una empresa PREFERENTEMENTE local (que si no da igual). ¿Será que el gran Carlos, mágnanimo presidente de la corporación insular, ya acepta ofertas para dar dicha concesión?. Estén atentos, queridos empresarios tinerfeños, no vaya a ser que no haya ninguna oferta competente para Alonso y haya que traer a alguien de fuera para que nos transporte desde Buenavista.

Esa es otra. Esgrime el adorado presidente (por sí mismo) que esta nueva situación dinamizará la zona, ya que la plataforma que lleve hasta Teno partirá desde la plaza del pueblo. Además, lo hace todo en pro de la conservación medioambiental de la zona. ¡Manda huevos! Definitivamente Carlos ha decidido que en Tenerife la gente es tonta y se lo traga todo. Y claro, actúa en consecuencia. Solo así se explica su perorata en la que atribuía el reciente desprendimiento a la antigüedad de la carretera y su elevada presión, y no a las obras de seguridad ejecutadas hace un año, día arriba día abajo, para apuntalar las laderas. ¿...?. Las casualidades con Alonso empiezan a oler a podrido.

Al no tratarse de un reportaje sino de una humilde opinión, dejaremos aparte las posibles otras soluciones para que la carretera no soporte tanto tráfico como lo hacía hasta ahora. Pero el lector podrá enumerar, mínimo, las dos o tres más lógicas. Lo que no parece de recibo es que si el problema es de soporte de la estructura que nos lleva a Teno, lo adecuado sea prohibir el paso a los coches cuyo peso oscila entre los 800 y los 900 kilos para que nos obliguen a realizar este trayecto mítico para los que conocemos nuestra tierra en guagua, cuyo peso está, a la baja, en unas 14 toneladas sin contar pasaje (mucho mayor del que cabe en un turismo). ¿Cuántas guaguas irán al día hasta allí? ¿Irán siempre llenas?.

El autoproclamado tecnócrata nos sigue tomando el pelo.

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