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¿Hacer zozobrar a la U.E. como barquito de papel?

Por Jesús Antonio Rodríguez Morilla
lunes 08 de diciembre de 2025, 23:37h

Europa atraviesa un tiempo político extraño, acelerado, cambiante, imprevisible, algo así como si estuviésemos en medio de los temporales del Cabo de Hornos, sus legendarios vientos extremadamente fuertes que chocan con corrientes intensas y olas gigantes.

Y, sin embargo, somos nosotros — ciudadanos, gobiernos, medios de comunicación — quienes debemos mantener el pulso firme y la mirada clara.

La guerra en Ucrania, sin visos de finalizar con potencias presentes; disputas de todo tipo, la más reciente, sobre los activos rusos congelados. La fragilidad económica europea, sometida a cualquier juicio de valor de allende los mares, y, sin capacidad de respuesta. Crecientes desconfianzas internas han configurado un escenario que nadie habría imaginado hace solo unos años. (Draghi, Scholz y Macron en junio 2022) con Zelensky, a la búsqueda de un Stop, mientras alguna Potencia se resistía a ello, amparándose en la venta de más armamento.

Ello da lugar muchas veces, a que Europa parezca un barquito de papel: frágil, expuesto, avanzando entre temporales que no elige, flanqueado por babor y estribor, por dos más que acorazados actuales: (EE. UU y RUSIA),

Pero ese barquito — nuestro barquito — somos todos nosotros, y no debe encontrarse condenado a hundirse.

La discusión sobre cómo financiar a Ucrania, el debate sobre la legalidad y el riesgo económico de usar fondos rusos congelados, o el problema de la corrupción en Kiev; las denominadas: “Tierras raras”, no son asuntos lejanos, ni puramente técnicos.

Tarde o temprano, esas decisiones afectan a la confianza, al empleo, al ahorro, a la estabilidad de cada familia europea. Por eso es imprescindible que los ciudadanos estemos informados y que los medios — que también son depositarios de responsabilidad democrática — acompañen este proceso con rigor, sin prisas y sin dejarnos llevar por el ruido especializado de determinados personajes.

Europa necesita actuar, sí, pero también necesita reflexionar.
Necesita ayudar, pero también exigir cuentas a sus políticos
Necesita unidad, pero sin renunciar a la legalidad que la sostiene.

Y en medio de esta complejidad, la ciudadanía tiene derecho a saber qué se está haciendo y por qué. No basta con discursos solemnes ni con titulares apocalípticos: necesitamos estrategia, claridad, coherencia.

Que Europa reaccione de otra forma, comenzando a planificar para sí misma, dejando las improvisaciones a jun lado y empiece a planificar y a pensar a largo plazo.

Porque, aunque la tormenta arrecie, un barquito de papel puede sobrevivir si quienes lo sostienen — nosotros — conocen el rumbo, comprenden los riesgos y participan en el debate público con responsabilidad.

Y aunque la ruleta siga girando, y aunque los dos, en estos momentos “crupieres del mundo” anuncien de nuevo “no va más”, debemos recordar que no somos simples espectadores: somos parte de la historia que se está escribiendo. Y ese barquito de papel, si lo cuidamos, puede navegar mucho más lejos de lo que algunos creen.

Finalmente recordar aquellos años 2003 – 2005, en los cuales un servidor cursaba la Diplomatura de Estudios Avanzados U.E recuerdo en 2004, cuando junto a otros compañeros visitábamos las Instituciones europeas, el entonces presidente Barroso esperaba en Bruselas la llegada de Yuschenko, su homónimo de Ucrania.

La espera fue en vano. El cual fue víctima de un intento de asesinato al ser envenenado con dioxina, supuestamente por Rusia, empeorando a la hora de emprender viaje a la capital comunitaria. Quedó desfigurado a consecuencia del envenenamiento, pero sobrevivió, aunque nunca pudo llegar. Fuimos testigos unos cuantos de cómo temblaron aquel día los cimientos de la democracia, y, siguen continuando los movimientos telúricos.

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